Más de 148 mil militares en los últimos 16 años desertaron de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), para dedicarse a diferentes actividades, entre ellas el narcotráfico, según lo publicado por el diario El Universal.
De escalafones variados, jefes, oficiales y tropa, con adiestramiento de élite, son buscados por el crimen organizado para hacerlos su brazo armado. Enrolarse a las filas del crimen organizado es uno de los delitos más comunes entre las filas del Ejército y aumentó durante el sexenio de Vicente Fox.
En el periodo sexenal que tuvo al guanajuantense al frente, 101 mil efectivos desertaron, cifra crítica en los últimos años; después, durante la administración de Felipe Calderón, fueron 42 mil 986 militares los que se separaron de su puesto. Con Peña Nieto se contabilizan 4 mil 991 casos.
Especialistas en temas de seguridad nacional y narcotráfico mencionaron que las principales causas por las que deciden abandonar la institución son: los sueldos bajos comparados con el nivel de riesgo, jornadas de seis meses sin ver a sus familias y la falta de doctrina militar.
Entre los pasos que dan quienes deciden alejarse de la milicia están pasar de manera ilegal a Estados Unidos o quedarse en México, donde pueden encontrar empleo en el área de seguridad o acercarse al crimen organizado.
Armando Rodríguez Luna ve difícil que los desertores pasen a formar parte del crimen organizado, pero no descarta que algunos se hayan enrolado con los criminales.
Por su parte, Guillermo Garduño Valero, experto en seguridad nacional, advierte que la deserción es uno de los grandes problemas que enfrenta el Ejército, pero más aún que pasen a formar parte de bandas criminales: “Si no son localizados, es porque salieron del país probablemente como ilegales o se fueron al crimen organizado”.
Los indicadores con los que cuenta Garduño Valero señalan que en la frontera norte, desde Tijuana a Matamoros, se ha encontrado que el crimen organizado conoce todos los códigos de las policías y del Ejército.
Con Felipe Calderón la deserción en las filas castrenses bajó de manera considerable a más de la mitad. De 2007 a 2012 fueron 42 mil 986 los que se enrolaron a la Sedena y un día decidieron no seguir perteneciendo. De éstos, 42 mil 589 eran de tropa (soldado, cabo, sargento); 387, oficiales (subteniente, teniente y capitán) y 10 jefes (mayor, teniente coronel y coronel).
Garduño Valero señala que si bien hubo un incremento en sus haberes, no corresponde con el riesgo que corren al hacerle frente al crimen: “Ven una desigualdad, los castigos que les imponen y no se han valorado los riesgos en la lucha contra el narcotráfico. La doctrina está fallando, hay un panorama devastador”.
En la actual administración la cifra disminuyó: de 2013 a mayo de 2016 fueron 4 mil 991 militares que desertaron; de ese total, 4 mil 901 eran tropa; 87 oficiales y tres jefes.
Aunque la cifra en deserciones bajó, comenzó a registrarse otra, la de desaparecidos.
Con información del Publímetro