Stéphane Dujarric, vocero de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), señala que el éxodo venezolano es de 2.3 millones de venezolanos. El impacto de la migración es catalogado por la organización como el mayor de la historia del hemisferio occidental.
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Asimismo, el impacto regional y los números realmente alarmantes, incluyen largas caminatas y viajes en autobús en recorridos de hasta 4.707 kilómetros para llegar a destinos como: Chile, Ecuador y Perú.
Ante tal panorama y bajo el régimen de Nicolás Maduro, la psicóloga clínico social Yorelis Acosta llamó a mantener la esperanza. “Creo que no hay que vivir las separaciones desde la tragedia”.
Acosta, investigadora de la Universidad Central de Venezuela, apoya aquellos venezolanos que siguen apostando por su tierra.
La investigadora titula la situación por la que atraviesa Venezuela como “las emociones de la crisis”. Aseguró que tanto el que se va como el que se queda tiene sentimientos de tristeza, rabia y frustración.
Acosta explicó que los venezolanos no tenían la cultura de emigrar, por lo que a algunos les va bien y otros no corren con la misma suerte. Sin embargo, aseguró que “vivir en Venezuela tiene un costo psicológico muy alto”.
”A algunos les está yendo bien; los que han sido más prudentes y planificaron su partida, y a otros muy mal, esos que se quieren ir caminando”, dijo la especialista.
Acosta explicó que no tener historia migratoria rompe los núcleos familiares por no estar preparados para una situación como la que atraviesa el país. Aseguró que el venezolano debe aprender otros esquemas culturales para enfrentar la crisis.
El éxodo de cientos de miles de venezolanos que huyen de la hiperinflación, la escasez, la violencia y la miseria fractura a los hogares criollos y rompe el alma nacional. El país trae consigo una nueva división ya partida en mil pedazos: los que se quedan y los que se van.
Fuente: El Cooperante