Miami se convirtió en el refugio y centro de operaciones para no pocos personajes acusados de fraudes en el sexenio de Enrique Peña Nieto. Algunos lograron salvoconductos a tiempo, pero otros no.
Ahí van algunos ejemplos: Martín Díaz Álvarez, el expresidente de la Caja Libertad, fijó su residencia en esa localidad. En su momento se giró orden de aprehensión por el tema de Oceanografía.
Rafael Olvera Amezcua, el fundador de Ficrea, que defraudó a cerca de seis mil ahorradores, aunque no se estableció formalmente en Miami, compró decenas de propiedades en esa ciudad.
El lavado de dinero que se les imputa al exgobernador de Veracruz, Javier Duarte, y a su operador financiero, Moisés Mansur, se hizo en parte vía un fondo llamado Vulcan, radicado en Miami.
Ese fondo es propiedad de José Ortega, exdueño de la Universidad del Valle de México, y su hijo José F. Ortega, así como de Iñaki Negrete, estos dos últimos operan y viven en Miami.
Gonzalo Gil White y su primo José Antonio Cañedo White también viven en Miami, o al menos ahí estaban hasta antes de que fuera inminente que se libraran órdenes de aprehensión contra ambos.
Se trata de los fundadores y operadores de la empresa de servicios petroleros Oro Negro, a quienes se les acusa de haberse apropiado indebidamente de alrededor de 700 millones de pesos.
En todos los casos, Oceanografía, Ficrea, Veracruz, Vulcan y Oro Negro, el regulador financiero era Jaime González Aguadé, quien renunció la semana pasada a Libertad Servicios Financieros.
En algunos casos, los expedientes los tuvo a su alcance la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, y en otros al equipo de González le tocó supervisar emisiones y colocaciones de ellos.
El fraude de Ficrea es otro caso pendiente de resolver y donde hay involucrados muchos intereses de los distribuidores Chrysler, capitaneados por Juan Manuel Diez y Gil Sverling.
Otro con mucho fondo político, porque se especula que podría estar vinculado al financiamiento de la campaña del PRI, es la de la Sofipo Coincidir, de Francisco Conejo Cejudo.
Fuente: El Financiero