En el pasado año, los mercados inmobiliarios corporativos han tenido un comportamiento bastante positivo en Colombia, especialmente en el primer semestre.
El Político
Al salir de la pandemia, las empresas, ayudadas por la recuperación económica han tomado decisiones para mejorar sus instalaciones, generando una disminución de espacios de alta calidad disponibles y un incremento en las rentas de los mismos.
Esta realidad de disponibilidad escasa y precios a la alza solo aplicó para los espacios corporativos de alta calidad.
Pasa el exacto contrario para los espacios desactualizados por antigüedad y/o estructura de propiedad deficiente (copropiedad vs. propiedad institucional) los cuales están sufriendo de manera acelerada desde la pandemia, con demanda negativa y precios en caída libre.
A partir de la segunda mitad del año, la incertidumbre por el contexto global y nacional ha impactado severamente el mercado de capital, y por ende, ha frenado fuertemente la financiación de nuevos proyectos inmobiliarios corporativos y comerciales por parte de capital institucional.
La construcción de nuevos proyectos seguirá impactada en el futuro hasta que las tasas de interés vuelvan a bajar, lo cual podría generar un desfase importante a futuro entre la oferta de espacios apetecidos casi inexistente y una demanda insatisfecha en un panorama económico más claro.
Aunque la demanda de usuarios siguió recuperándose durante el segundo semestre de 2022 (aunque sin alcanzar los niveles observados antes de la pandemia) y es altamente probable que el contexto económico desafiante aplace tomas de decisión de reubicación en los próximos meses frenando así la demanda por espacios de oficinas durante 2023.
“A partir de 2024, esperamos ver el panorama económico global aclarándose y por ende, esperamos volver a proyectar indicadores positivos de demanda y de oferta en los mercados inmobiliarios corporativos.”, afirma Francisco Ruiz, director de Research de JLL Colombia.