El año 1972 resultó un año asombroso en mi quehacer periodístico. En septiembre, cubrí para Meridiano -el diario deportivo de Venezuela -los Juegos Olímpicos de Múnich. En el que se produjo, el 5 de septiembre, el asalto de la delegación israelí, por el grupo palestino “Septiembre Negro”.
Apolinar Martínez/ El Político
El cual tuvo como resultado, el asesinato de once atletas y la suspensión transitoria de los juegos. Pese a todo, continuó el evento en el que se lograron marcas excepcionales, entre ellas la proeza de las siete medallas de oro del tiburón Mark Spitz.
Mes y medio después, un día como hoy, hace cincuenta años, fui enviado a Panamá. Iba a cubrir la pelea por el campeonato mundial de boxeo Welter Junior, entre el campeón Peppermint Frazer, de ese país y Antonio Cervantes, el "Kid Pambelé".
El "Kid Pambelé era un boxeador colombiano que hacía carrera en Venezuela. En el equipo del promotor Ramiro Machado y era entrenado por Melquíades “Tabaquito” Sanz. Me acompañaba el fotógrafo Amílcar Ruiz.
Primer campeón mundial para Colombia
Pambelé realizó un combate sensacional, dominó durante toda la pelea y remató con un soberbio nocaut en el décimo asalto. Dándole a Colombia su primer título mundial en cualquier deporte.
Satisfechos y confiados en que habíamos culminado nuestra jornada laboral, regresamos al hotel donde nos alojábamos.
Pero nos esperaba la mayor de las sorpresas.
Noticia de un secuestro
Rafael Ruggeri, Jefe de Redacción de Meridiano, me llamó para informarme que acababa de ser secuestrado un avión venezolano de la línea Avensa, que se dirigía a Panamá. Por lo que debía dirigirme al aeropuerto a ver qué información podía lograr.
Me fui con mi fotógrafo Amílcar Ruiz y con el formidable locutor de Radio Rumbos, Luis Enrique Arias.
Eran los tiempos del general Omar Torrijos en la presidencia de Panamá. Como era de suponerse, todo estaba muy militarizado en el país.
En el comando del aeropuerto estaba un coronel con quien nos identificamos como periodistas venezolanos, y al que dijimos que sabíamos de la cercanía del avión.
Amablemente nos prestó ayuda, nos permitió un teléfono (entonces no existían los celulares) con el que empezamos Luis Enrique y yo a dar “extras” por Radio Rumbos hacia Venezuela.
En paños menores
Al aterrizar el avión desde allí mismo nos comunicamos con el jefe de los secuestradores, quien se identificó como Rafael Bottini Marín. Nos dijo que el secuestro era una protesta contra el gobierno de Rafael Caldera y que pretendían la liberación de un grupo de guerrilleros.
Le preguntamos sí podíamos entrar al avión para tomar fotos. Dijo que sí, siempre que lo hiciéramos en ropa interior. Consulté con Amílcar, bien gordito pero entusiasta y me dijo que estaba de acuerdo.
No tuvimos oportunidad de mostrarnos si éramos capaces de tal hazaña.
El ejército panameño hizo un despliegue alrededor del avión y Bottini Marín nos dijo que si nos acercábamos explotaría la nave. Por supuesto que le dijimos, ¡vete!
Guerrilleros, secuestradores …héroes en Cuba
Efectivamente se fueron con rumbo a Cuba, donde los recibió con honores el régimen de Fidel Castro.
Es de añadirse que los hermanos Bottini Marín, guerrilleros irredentos, del Grupo Punto Cero, fueron acusados de participar en el secuestro de la hija del animador Renny Ottolina, y de formar parte del grupo que secuestró al magnate del aluminio Carlos Domínguez, llamado “El rey de la hojalata”.
Amílcar no logró la foto de los secuestradores, pero si la imagen que acompaña esta nota.
Y allí, apuntado por la flecha, aparece el rostro de quien esto escribe y que ese día fue secuestrado por las emociones