El desplome del puente de Grand Goave, a unos 50 kilómetros al oeste de Puerto Príncipe, que hasta este martes era el único paso sobre el río La Digue y puerta de entrada al Departamento Sur de Haití, mantiene incomunicadas por carretera a las comunidades del país más castigadas por Matthew.
La desaparición de este puente ha provocado que cientos de personas decidan cruzar el río a pie, dada su escasa profundidad, presentándose escenas insólitas, como el porte de un ataúd, por parte de seis hombres, a través de las aguas.
La única ayuda y guía que encuentran quienes se deciden a cruzar las aguas embarradas es una cuerda a la que asirse y llegar a salvo al otro lado, en algunos casos, con el único propósito de saber si sus familias se encuentran bien.
De hecho, los daños causados por Matthew no han sido aún cuantificados debido a las dificultades de las propias autoridades para llegar a la región sur.
"Existe mucha preocupación", coinciden en señalar a Efe algunas mujeres apostadas frente al río. La falta de comunicación por el corte de las líneas telefónicas e internet les impide contactar con sus seres queridos.
"No podemos hablar con nadie, aún no sé si les ha pasado algo", dice a Efe Louise, que tiene familia en la ciudad de Jeremie.
El nerviosismo por la falta de noticias es palpable en algunos. Albert, que llegó sobre el mediodía en un vehículo, como decenas de haitianos que ven finalizado su trayecto en este punto, señala visiblemente enfadado que "al Gobierno esto no le importa, no hace nada cada vez que ocurre algo así".
El paso del huracán ha generado torrentes de agua a lo largo de la carretera que va hasta Grand Goave desde Puerto Príncipe, de modo que los habitantes de ciudades como Leogane, se encuentran con ríos que no existían hace apenas 24 horas.
Esos torrentes de agua embarrada que ha dejado el fenómeno en lugares próximos al punto donde Matthew tocó tierra en la mañana de este martes complican el tránsito desde la capital hacia el Departamento Sur, aunque también parecen ser un entretenimiento para vecinos y gente de paso, que presencian desde cierta altura a los que deciden cruzar de uno al otro lado.
Los haitianos no se arredran ante la idea de mojarse, ni ante el respetable caudal y continúan su camino a través de las aguas de las más variadas formas con un llamativo buen humor.
Algunos de los vehículos todoterreno y camionetas ejercen de improvisados taxis para sacar unos gourdes, según explica una vecina de la comunidad.
Pero también hay quien circula en motocicleta, a lomos de mulas, o caminando, no sin cierta dificultad, y cargando con cualquier tipo de bulto.
El impacto del huracán obligó hoy a las autoridades electorales a suspender las elecciones de este domingo, 9 de octubre, después de que se hayan aplazado en tres ocasiones y se anularan los resultados de los comicios que se celebraron en octubre de 2015 por supuestas irregularidades.
Poner rumbo al sur y mirar el paisaje es suficiente como para ver lo lógico de la decisión. Campos anegados y vegetación destrozada a ambos lados de la carretera componen la estampa desde mucho antes de llegar a Leogane, y durante el trayecto es muy frecuente cruzarse con patrullas de la Minustah, que debía repartir el material electoral en todo el territorio haitiano.
Además de los daños materiales en infraestructuras y en cientos de viviendas, el huracán, de categoría 4 en la escala de intensidad de Saffir-Simpson, dejó al menos nueve muertos, miles de desplazados y comunidades incomunicadas.
Con información de EFE