Daniel Ortega parece eterno en Nicaragua. El recién electo presidente iniciará este año su cuarto gobierno (el tercero consecutivo) con la particularidad de que ahora lo acompañará su esposa, Rosario Murillo, en la Vicepresidencia. Este matrimonio poderoso ha encendido las alarmas de un nepotismo en la nación centroamericana.
Félix R. Gutiérrez Rodríguez / El Político
La cuestionada victoria del actual líder del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) lo tendrá en la silla presidencial hasta el 10 de enero de 2022, con lo cual cumplirá 20 años en el poder, 15 de ellos de forma consecutiva.
Ortega acumulará más años mandando que el dictador al que ayudó a derrocar en 1979: Anastasio Somoza Debayle, quien fue el último de una famosa dinastía en Nicaragua. El hermano menor de los Somoza mandó por casi 10 años en dos oportunidades (1967-1972 y 1974-1979). Su padre, Anastasio Somoza García, dirigió el país por 16 años en dos períodos presidenciales (1937-1947 y 1950-1956) y fue seguido por su hijo mayor, Luis Somoza García (1956-1963).
Carlos Fernando Chamorro, periodista nicaragüense y ex director del diario oficial del FSLN, cree que la comparación entre ambos líderes no es descabellada. "Es obligatoria porque Somoza es un referente de dictadura y de dinastía en Nicaragua. Y el régimen de Ortega es una dictadura; no es militar, ni genocida, pero es una dictadura”, declaró a BBC Mundo.
Compañera fiel
La nueva victoria de Ortega trae consigo a una vieja conocida para los nicaragüenses: “La Chayo”, como le dicen a la esposa del presidente. Ahora, la que fue primera dama de la nación estará más cerca de su marido a la hora de tomar decisiones.
"Rosario es muy inteligente, es una mujer con mucha formación, con dominio de varios idiomas. Eso favorecía muchísimo el acompañamiento que hacía de Daniel (Ortega) en muchas delegaciones internacionales”, indicó la ex comandante guerrillera y diputada nicaragüense Mónica Baltodano en una entrevista televisiva.
Murillo, amante confesa de la literatura, coordinó el Consejo de Dirección de Ventana (suplemento cultural del diario oficial del FSLN: Barricada), fue diputada de la Asamblea Nacional (1984-1990), dirigió el Instituto de Cultura (1988-1990) y fue jefa de prensa y comunicación de la campaña presidencial de su partido en 2001.
Sin embargo, a diferencia de Somoza, Ortega se ratificó en la Presidencia con un abrumadora victoria electoral, al lograr 72,44% de los votos, mientras que los mermados partidos de oposición no pudieron llegar ni a 25%.
Ortega y Murillo se conocieron en los años 70, cuando el guerrillero sandinista se había autoexiliado en Costa Rica durante la guerra civil que terminó con el derrocamiento de Somoza. A partir de entonces, ambos emprendieron el mismo camino político, y en 2005 se casaron por la Iglesia. De su matrimonio nacieron siete hijos, quienes también han figurado en puestos importante del gobierno.
La lealtad de Murillo quedó evidenciada en 1998. Ese año, Zoilamerica Narváez, su hija de una relación anterior, acusó a su padrastro de haberla violado varias veces. La noticia golpeó la reputación de Ortega cuando le tocó ser oposición al gobierno de Arnoldo Alemán.
"Les digo con toda franqueza, me ha avergonzado terriblemente que a una persona con un currículo intachable se le pretendiera destruir; y (que) fuese mi propia hija la que por esa obsesión y ese enamoramiento enfermizo con el poder quisiera destruirla cuando no vio satisfecha su ambición”, afirmó en aquel entonces Murillo sobre un caso que se engavetó porque Ortega gozaba de inmunidad.
Sin oposición
La victoria de la fórmula Ortega-Murillo parecía cantada antes de ir a las urnas electorales porque las últimas decisiones políticas dejaron el camino del continuismo sin oposición: La Suprema Corte de Justicia, controlada por el oficialismo, propinó dos golpes decisivos a los detractores del gobierno.
Primero, entregó el liderazgo oficial del opositor Partido Liberal Independiente (PLI) a Pedro Reyes, un político vinculado con las filas de Ortega. La decisión dejó fuera de la coordinación opositora al diputado Eduardo Montealegre, quien sería candidato presidencial.
Posteriormente, el mismo órgano judicial destituyó a 28 diputados (16 titulares y 12 suplentes) de la Asamblea Nacional por desconocer esta sentencia que se refería a la representación legal del PLI. Por esta razón, la oposición decidió no participar en la “farsa” de las elecciones presidenciales realizadas el 6 de noviembre.
La iglesia católica, el Consejo Superior de la Empresa Privada y otros gremios han advertido sobre el peligro de implementar en el país “un régimen de partido único”. Incluso Dora María Tellez, compañera de Ortega en la revolución sandinista, no dudó en comparar el proyecto del actual presidente con la dictadura de Somoza. "Se pretende establecer la dinastía familiar de una manera institucional, es un modelo redondo de control de poder por parte de la familia Ortega-Murillo", dijo en una entrevista a BBC Mundo.
El llamado a la abstención que hizo la oposición se tradujo en una contundente victoria que también le otorgó al binomio Ortega-Murillo 71 de los 92 escaños parlamentarios, lo necesario para reformar la Constitución Nacional si así lo desean.
El matrimonio que por primera vez en Nicaragua ocupa la Presidencia y la Vicepresidencia prometió gobernar “en unidad con todas las fuerzas económicas, sociales y políticas”. Tienen el camino libre para hacerlo, al menos por cinco años más.