Es tema de conversación, en la mayoría de las mesas familiares, la escalada de precios en las cosas que compramos todos los días en almacenes y supermercados.
El Político
La idea de este documento es evidenciar que existen algunos oportunistas que por su rol dominante en determinada industria o productos proponen precios buscando cuánto más pueden cobrar a sus consumidores y otros proveedores que deben acompañar a las posibilidades económicas de sus clientes.
El sinceramiento de los precios relativos evidencia las posibilidades que tienen los distintos actores dentro de la economía de un país para aumentar, a discreción, los precios de sus productos.
Sólo en la infantil percepción de jovén estudiante de un colegio comercial podría creerse que los bienes de consumo diario y masivo se venden de acuerdo con la ecuación que surge de la suma de los costos más un pequeño márgen de beneficio,
Mucho menos en nuestro país en donde la falta de diversidad en la oferta de bienes concentra en pocas manos el abastecimiento de cientos de artículos que “debemos” consumir todos los días.
Es cierto que el control de precios, los atrasos cambiarios y el exceso de regulaciones estatales complicaron la competencia en el mercado, volviéndolo sumamente imperfecto.
Es por eso que liberar los precios produce distorsiones con enormes transferencias de recursos, en general, entre quienes menos tienen hacia las grandes corporaciones monopólicas que crecieron al amparo de las viejas malas prácticas.
Increíblemente, son los mismos actores que sacaron provecho de la discrecionalidad normativa del pasado quienes se ven favorecidos con un “supuesto libre mercado”, y digo supuesto porque estas empresas se han ocupado de instaurar decenas de trabas formales y legales para que la libre competencia quede solo reservada para algunas pocas cosas.
Es por eso que hicimos un análisis comparando los precios de diferentes productos entre plataformas de ventas on line de los principales supermercados de Argentina y los Estados Unidos, buscando idénticos productos, ajustando la relación cantidad precio cuando se ofrecían en distinta modalidad entre ambos mercados y considerando el dólar al tipo de cambio oficial vendedor, es decir a $ 835,50 por unidad.
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Como podemos observar, existe un nuevo orden entre los precios relativos, hay productos cuyos precios presentan distorsiones positivas, cuando su precio es mayor en este mercado y otros cuya relación es negativa, es decir, que su precio es menor aquí.
Esta circunstancia nos permite identificar oportunidades, por un lado para destinar nuestros consumos hacia productos cuyos precios relativos son más convenientes y por el otro, a boicotear a quienes se aprovechan del rol dominante que supieron conseguir para pedir cualquier cosa por ellos.
Claramente, la pasta de dientes, se pasó de la raya, liderando el desarbitraje positivo en los precios relativos. Le siguen de cerca los desodorantes corporales y los repelentes para mosquitos. En materia de alimentos el precio de la palta duplica el precio local con respecto al de la economía más desarrollada del mundo.
Curiosamente, los alimentos producidos por empresas locales y en nuestro territorio presentan precios por encima del 50%. Es el caso de los fideos o del arroz, que mayoritariamente en nuestros días, están presente en la mesa de todos los argentinos. Incluso la leche que en el gran mercado del norte se vende a $780 en la Argentina se ofrece a partir de los $840.
En materia de proteínas de orígen animal, la carne vacuna sigue siendo el producto que más atraso presenta, siendo casi un 50% más barata en nuestro país. Algo similar ocurre con el pollo. En cambio, la carne de cerdo y el pescado se encuentran en similares precios, salvo el salmón rosado que en Argentina cuesta un 45% más.
Pudimos encontrar un producto por el que se paga en Argentina más de 15 veces menos que en los Estados Unidos.
El salario promedio del año 2023 en los Estados Unidos fue de USD 50.391 anuales, poco más de $3.500.000 por mes al cambio oficial, mientras que en Argentina el mismo se ubicó en torno a los $223.140.
Si un trabajador promedio americano hiciera una compra similar a la que se exhibe en la lista comparativa, gastaría el equivalente en pesos a $113.346,81, mientras que si fuera uno comprador de nuestro país abonaría $83.150,90, obviamente que la gran diferencia está en el precio de la carne, sin embargo, si analizamos estos valores en función a sus precios con el salario, esta compra representa para el ciudadano estadounidense un 3,23% de sus ingresos, mientras que para el argentino significa el 37,26%
Después de 20 años de control de precios y regulaciones liberar los precios de los productos esenciales constituye una invitación a los lobos para ingresar en un corral de pequeños corderos, claramente, más que libre mercado es una masacre.
El acceso a la información que facilitan internet y las plataformas on line nos permiten identificar “distorsiones comerciales".
Estar atentos a estas circunstancias servirá para que dejemos de comprar productos sobrevaluados para que las reglas de mercado, oferta y demanda, hagan su trabajo.
Llegó la hora de migrar de “El estado te cuida” al “Yo me cuido”.
Gustavo Ammaturo desde FinGurú para Poder & Dinero y el político