El presidente Joe Biden no tardó mucho en perder una parte considerable del respaldo que lo llevó a la Casa Blanca. Problemas económicos severos, reveses judiciales para agendas reformistas y el estancamiento de la agenda presidencial hicieron que su popularidad se desplomara.
Alejandro Armas/El Político
Pero en el último mes y medio, la fortuna ha vuelto a sonreírles a Biden y a su partido. Al menos hasta cierto punto. Hubo avances legislativos notables en varios puntos de preocupación para el público norteamericano. La inflación bajó. Y los demócratas vieron una señal de que una de sus tácticas electorales pudiera dar frutos.
¿Será suficiente para revertir la tendencia hacia una hipotética derrota en las parlamentarias de noviembre? Veamos.
Cadena de celebraciones
Al comenzar su mandato, Biden depositó el grueso de su agenda legislativa en dos proyectos de ley. Uno, sobre infraestructura, fue aprobado el año pasado. El otro abordaba un abanico de prioridades del Partido Demócrata, incluyendo la lucha contra el cambio climático. Pero se estancó debido a la oposición monolítica de los republicanos e incluso de unos pocos senadores demócratas.
Luego de reducir considerablemente el gasto involucrado, hace unas semanas parecía que finalmente sus colegas convencieron a Joe Manchin, el último senador demócrata reacio, a que le diera el visto bueno. En cambio, Manchin volvió a rechazar el proyecto, generando así una gran decepción en la base de votantes demócratas. Finalmente, un nuevo acuerdo permitió que Manchin brindara su consentimiento. La ley fue aprobada, después de un año de retraso.
Y esa no fue la única propuesta legislativa, en un ámbito de alto interés para la población, que pasó la prueba recientemente. El Congreso también aprobó una ley de control moderado de armas, a raíz de la oleada de tiroteos masivos en Estados Unidos. Igualmente, hizo realidad leyes para fortalecer la producción nacional de materiales estratégicos, de cara a la rivalidad con China, y de beneficios para veteranos de guerra.
No conforme con eso, la inflación en julio se contrajo, de 0,7% en el mes anterior a 0,3%. Fue el primer retroceso en meses. Mientras tanto, tras el fallo de la Corte Suprema contra el derecho al aborto, Kansas, un estado bastante conservador, rechazó en referéndum eliminar de su propia Constitución tal derecho. Este resultado sorpresivo indica que los demócratas pueden usar la impopularidad de la sentencia judicial para movilizar el voto a su favor.
Pero ojo…
Todos estos factores pueden sumar apoyo paras los demócratas de cara a las parlamentarias de noviembre. Sin embargo, pudieran ser, como dicen los anglosajones, "muy poco y muy tarde" para revertir la tendencia de los votantes estadounidenses a favorecer en el Congreso al partido opuesto al del Presidente. Sobre todo si el jefe de Estado, como Biden, es impopular.
Solo faltan tres meses para las elecciones, y cambiar la decisión de los votantes a estas alturas pudiera ser muy difícil. La inflación, problema de mayor preocupación para la mayoría de los ciudadanos, sigue siendo bastante elevada. Acaso siga bajando en los próximos tres meses, pero no es nada seguro, debido a la volatilidad de los precios globales de la energía.
El avance de la agenda de Biden, otrora estancada, debería entusiasmar nuevamente a la base demócrata y alentar así el voto por los candidatos del partido al Congreso. No necesariamente sucederá lo mismo con votantes independientes, cruciales para una victoria. Y, como se explicó antes en este espacio, el rechazo a la sentencia anti aborto tal vez solo movilice a votantes no demócratas cuando el aborto es el asunto en cuestión (como en Kansas), sin traducirse en respaldo a candidatos demócratas.
De todas formas, peor hubiera sido para los demócratas no contar con estos avances. Puede que no sean suficientes para evitar que los republicanos tomen en control de la Cámara de Representantes, pero sí para que no ocurra otro tanto con el Senado. En términos históricos, eso no sería una derrota catastrófica.