En diciembre pasado, Alberto Fernández cumplió dos años como Presidente de Argentina. Con más de la mitad del período abarcado, el mandatario se encuentra en una situación difícil. Y el tiempo para cambiar las cosas y llegar con buen pie a las elecciones de 2023 se agota.
Alejandro Armas/El Político
A Fernández se le reducen los amigos. Tanto a nivel de elites como de masas. Su gobierno es bastante impopular entre el público. Dentro de su propia coalición de gobierno hay frustración con él.
A continuación, un paseo detallado por estas tribulaciones del Presidente argentino.
La derecha sube
Una encuesta reciente de la firma Zuban, Córdoba y Asociados, de ser acertada, refleja la pobre impresión que el gobierno argentino tiene entre la ciudadanía. Solo dos políticos aparecen en ellas con niveles de aprobación superiores a los de desaprobación.
El mejor posicionado es el jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires, Horacio Larreta. Este es uno de los principales aliados del expresidente centroderechista Mauricio Macri. Se le considera un potencial candidato presidencial opositor en 2023. 52% de los consultados manifestó una opinión favorable, mientras que 38% la tuvo desfavorable.
Luego está Javier Milei, el diputado de derecha liberal extrema. Su aprobación es de 47%; la desaprobación, de 41,1%.
Todos los demás figurantes tienen niveles de reprobación mayores. Pero es notable que el propio Macri haya sido aprobado por 43% (el rechazo es de 54%).
Y esto porque Alberto Fernández, quien derrotó a Macri en las últimas presidenciales, tiene una aprobación de apenas 35%, mientras que la desaprobación es de 64%. Casi igual, pero un poco peor, está su vicepresidenta (y expresidenta argentina), Cristina Fernández de Kirchner. A ella la favorece 34% y la rechaza 65%.
Familia disfuncional
No es el único problema de Alberto Fernández que el público prefiera por mucho a sus detractores en la derecha. Su gobierno es una alianza de fuerzas peronistas de izquierda, que desde hace tiempo acumula fracturas.
Una de las causas importantes de rencillas es un acuerdo de renegociación de la deuda argentina con el Fondo Monetario Internacional, sellado con el gobierno. La facción radical de la coalición, aquella que encabeza Fernández de Kirchner, se opone de manera tajante.
La semana pasada el exdiputado kirchnerista Andrés Larroque tuvo palabras duras para el Presidente. Lo acusó de “torpeza, ingratitud y mezquindad”. También de supuestamente pretender marginar a Fernández de Kirchner y sus seguidores, mientras pacta con el FMI.
Lo cierto es que Fernández arrastra desavenencias con este grupo. La relación nunca se recuperó del todo de la derrota del oficialismo en las elecciones parlamentarias del año pasado. El kirchnerismo entonces culpó al jefe de Estado.
En conclusión, a poco más de un año para las próximas elecciones, hay un Alberto Fernández impopular y cuestionado por sus propios socios. Tal vez no busque la reelección pero, como vimos, la alternativa kirchnerista luce en peores condiciones. La derecha argentina tiene razones para esperanzarse, por ahora.