El gobernante Partido Demócrata tiene razones para cerrar 2022 con esperanzas. En noviembre tuvieron las mejores elecciones de medio término (legislativas y regionales) en al menos 20 años.
Alejandro Armas/El Político
Su más grande hazaña fue retener el control del Senado, reduciendo así el margen de maniobra para que la oposición republicana ponga trabas a la agenda del presidente Joe Biden. De hecho, aunque perdieron su mayoría en la cámara baja, en la alta aumentaron su bancada por una curul.
Esa era la realidad hasta que… La senadora Kyrsten Sinema les aguó la fiesta con el anuncio de su salida del partido. ¿Cómo afecta esto el equilibrio de poder en Washington? Veamos.
"Sí , pero no"
Sinema, quien ejerce su primer período como senadora, ha sido una piedra en el zapato para los demócratas desde hace tiempo. Se identifica como una “centrista pragmática”, lejos de todo radicalismo. Con esa filosofía personal, más de una vez bloqueó iniciativas del partido valoradas sobre todo por su ala más izquierdista, pero que ella considera extremas. Eso en un Senado donde los demócratas necesitaban del apoyo unánime de sus filas para aprobar medidas.
Como para reafirmar esa independencia, hace dos semanas anunció que dejaría el partido y se registró como independiente. Las implicaciones concretas de esta decisión dependerán del grado en el que la legisladora decida seguir colaborando con sus ex compañeros.
Pese al férreo bipartidismo que domina la política norteamericana, el caso de Sinema tiene precedentes. De hecho, desde hace años hay otros dos independientes en el Senado: Bernie Sanders, de Vermont, y Angus King, de Maine. Pero a pesar de su independencia, ambos se congregan con los demócratas y suelen votar a favor de las propuestas del partido. Aunque haya dicho que su comportamiento en la cámara no cambiará, no se sabe si Sinema hará otro tanto.
Por otro lado, si quiere retener sus posiciones actuales, no puede desentenderse del todo del partido. Luego de conversar sobre su salida del partido con Chuck Schumer, líder de la mayoría demócrata en el Senado, se acordó que Sinema mantendría sus asignaciones de comités. Las mismas son decididas por el partido que controla la cámara.
Salvaje oeste electoral
Sinema como independiente pudiera ser un dolor de cabeza mayor para los demócratas fuera de Washington, al otro lado del país. Específicamente en Arizona, el estado que representa. Debido a su renuencia a apoyar algunos de los planes del partido, no es ningún secreto que muchos de sus ex compañeros querían reemplazarla.
Les llegaría la oportunidad en 2024, cuando a Sinema le tocaría ir a reelección si quiere permanecer en el Senado. Candidatos que expresen su intención de desafiarla en una primaria, como el representante Ruben Gallego, no faltan.
Pero una Sinema fuera del partido no tendría que someterse a ese desafío. Arizona es un estado sin lealtad partidista fija, donde los demócratas han obtenido recientemente victorias importantes, pero por un margen muy pequeño. Casi seguramente, un escenario en el que Sinema, un demócrata y un republicano compitan por el escaño senatorial terminaría con la victoria del republicano.
Algunos comentaristas de la política estadounidense sostienen que esta fue la principal razón por la que Sinema dejó el partido. Sea cierto o no, la senadora puede obligar a los demócratas a decidir entre apoyarla a ella otra vez o arriesgarse a ceder la curul a los republicanos de Arizona, uno de los capítulos más radicales del partido conservador.