Esta semana un tribunal argentino declaró culpable a la vicepresidente y expresidente de ese país, Cristina Fernández de Kirchner (CFK). La condenó a seis años de prisión y a la inhabilitación política de por vida.
Alejandro Armas/El Político
La sentencia obedece a la entrega de contratos de infraestructura al empresario Lázaro Báez, cercano a CFK y a su esposo, el fallecido presidente Néstor Kirchner. Varias quedaron inconclusas. La Fiscalía de la nación denunció que hubo sobreprecio y otras irregularidades.
¿Es entonces el fin de la trayectoria de la política más poderosa en lo que va de siglo XXI en Argentina? Veamos.
Inaplicable, por los momentos
En realidad, la sentencia contra CFK no es firme. Sus consecuencias no pueden concretarse mientras la vicepresidente pueda apelar, como muy probablemente hará. Le quedan dos instancias de apelaciones: la Cámara Federal y la Corte Suprema. Este proceso puede durar años.
Así que Fernández de Kirchner no será puesta tras barrotes y seguirá siendo vicepresidente, influyendo en el gobierno de Alberto Fernández, quien depende del apoyo de ella y sus aliados para su estabilidad.
Además, es poco probable que si hasta la Corte Suprema ratifica la condena, el confinamiento de CFK se cumpla en una prisión, debido a su edad. Actualmente tiene 69 años. Probablemente se le imponga un arresto domiciliario, más bien.
La inhabilitación política por otro lado marcaría el fin de la carrera de una política visiblemente ambiciosa y con voluntad de poder en el más nietzscheano sentido de la expresión. Pero por los momentos tampoco puede materializarse. Así que CFK pudiera ser candidata a la presidencia u otro cargo público en las elecciones de 2023. Sin embargo…
La decisión sorpresa
A los pocos minutos de conocerse el fallo judicial, Fernández de Kirchner se pronunció para rechazarlo. Pero, también, para descartar que vaya a competir en los comicios del año próximo. Si se mantiene fiel a este compromiso, sería un duro golpe al oficialismo peronista.
Las encuestas recientes sugieren que CFK era acaso la mejor oportunidad para que el partido gubernamental se mantenga en el poder. Aunque sus índices de aprobación son bajos, siguen siendo considerablemente mejores que los del presidente Alberto Fernández. De hecho, una encuesta reciente de Argentina Opina la puso a la cabeza de la intención de voto, con un 21,3%, ante el 6,7% del Presidente (excluyendo a indecisos y a quienes dicen que votarán en blanco o no votarán).
Es difícil prever cómo la sentencia contra CFK incidirá en la percepción del oficialismo y de su eventual candidato. En un ambiente polarizado, las filas gubernamentales se solidarizan con ella y denuncian que se trata de una persecución judicial. Así que la oposición podría tratar de desacreditar al oficialismo por asociación con una política condenada (si la opinión pública le sigue el juego es cuestión por verse).
A su vez, CFK y sus aliados pueden sacar provecho del atentado contra la vicepresidente del 1 de septiembre pasado, atribuyendo la violencia al discurso de denuncia opositora y exigiendo su cese.