El fracaso de las fuerzas rusas en su intento de apoderarse de toda Ucrania, más de un año después del inicio de su invasión, se debe en parte a una voluntad de los ucranianos a resistir, que pocos esperaban. Pero se debe en parte también al apoyo en formas de armas, dinero y logística que varios gobiernos occidentales han dado a Kiev.
Alejandro Armas/El Político
De todos ellos, el mayor contribuyente ha sido Estados Unidos. El Congreso norteamericano ha aprobado alrededor de 113 millones de dólares en ayuda a Ucrania en los ámbitos económico, militar y humanitario. El propio presidente Joe Biden y buena parte del establishment de Washington insiste en que seguirán respaldando a Ucrania el tiempo que haga falta.
Pero esa promesa se ve comprometida por una disminución en el apoyo popular a los envíos de ayuda a Kiev. ¿Cuán grande es el descenso? ¿Representa un peligro existencial para la causa ucraniana? Veamos.
Cifras en rojo
De acuerdo con una encuesta de la agencia AP y del NORC Center for Public Affairs Research, el apoyo en general del público norteamericano a Ucrania cayó a 48% de la población. En mayo del año pasado estaba en 60%.
Probablemente esto no implique que más estadounidenses vean en Kiev a un actor maligno, sino que Estados Unidos no está obligado a intervenir a su favor. De hecho, un sondeo del Pew Research Center detectó en un solo mes que la cantidad de estadounidenses que piensa que Washington ha dado demasiado apoyo a Ucrania pasó de 7% a 26%.
En otra encuesta, de Fox News, 46% de los consultados manifestó que debe haber un límite de tiempo para el respaldo norteamericano a Ucrania. Muy cerca del 50% que dice, junto con Biden, que debería ser por todo el tiempo necesario para que Ucrania gane la guerra. Pudiera aumentar, considerado lo que las demás investigaciones de opinión pública señalan.
Estas reservas no se dan por igual en el espectro partidista. En el sondeo de Pew, 40% de los republicanos encuestados opinó que el apoyo a Ucrania es excesivo. Solo 15% de los demócratas coincidió con tal postura.
Ojo con la elección
En las altas esferas del Partido Republicano se ha tomado nota de las posturas en la base. Tanto el expresidente Donald Trump como el gobernador de Florida, Ron DeSantis, los dirigentes republicanos más prominentes del momento, recientemente han criticado que Estados Unidos se involucre en la guerra entre Ucrania y Rusia.
Eso no significa que el pleno de las elites republicanas piense lo mismo. La mayoría de los miembros del partido de derecha en el Congreso favorece el apoyo a Kiev. Algunos, como el presidente del Comité de Asuntos Exteriores de la cámara baja, Michael McCaul, sostienen que Biden debería brindar más ayuda. Otros, sobre todo en el ultraconservador House Freedom Caucus, se inclinan por el recorte o la terminación.
Estas desavenencias en el Partido Republicano corresponden a una división más amplia en su seno. Una entre la vieja guardia, de mentalidad más intervencionista en política exterior, y la populista insurgente, de tendencia aislacionista. La cuestión es que los favoritos para ganar la próxima candidatura presidencial republicana, Trump y DeSantis, pertenecen a la segunda ala.
De manera que la suerte de Kiev, si la guerra se prolonga varios años más, bien podría depender de la elección presidencial de 2024 en Estados Unidos. Si Biden es derrotado por Trump o DeSantis y cesa el apoyo norteamericano, Ucrania quedaría en una posición muy precaria ante la agresión rusa. Las democracias europeas no pudieran compensar tal pérdida. Más bien pudieran enfocarse en su propio armamento, en detrimento de Ucrania, por considerar que no se puede confiar en Washington como principal socio defensivo.