Los problemas legales del expresidente norteamericano Donald Trump no paran de acumularse. En una nueva situación sin precedentes en Estados Unidos, se le imputaron delitos ante un tribunal federal, por manejo indebido de documentos gubernamentales secretos en su residencia privada.
Alejandro Armas/El Político
Esta acusación formal se une a otra, más temprano este año, por una supuesta violación de leyes de campaña en forma de pagos a una actriz pornográfica para que no hablara de un amorío con el exmandatario. A Trump pudiera imputársele próximamente, también, por su intento de revertir la elección presidencial de 2020 en el estado de Georgia.
Cabe recordar que Trump no es un político retirado, sino el favorito para ganar otra vez la nominación del Partido Republicano para las próximas elecciones presidenciales. ¿Qué consecuencias políticas puede tener entonces esta situación? Veamos.
Mayor impacto
La nueva imputación a Trump es mucho más explosiva que su predecesora, por dos razones. En primer lugar, en teoría el señalamiento sería más fácil de demostrar. El intento de vincular el pago a la estrella del cine para adultos con un quebrantamiento de normas comiciales reposa en una doctrina jurídica novel y polémica. Hasta entre los detractores de Trump hay escépticos sobre la viabilidad de este recurso.
Esta vez, la situación es mucho más clara y la evidencia es notable. Luego de que autoridades policiales revisaran la vivienda de Trump, llegaron a la prensa imágenes de papeles con el sello de "secreto" dispersos por las instalaciones.
En segundo lugar, la imputación se da por las pesquisas de un investigador especial designado por el Departamento de Justicia a propósito del caso de los documentos. La anterior, en cambio, la hizo un fiscal de Nueva York en una corte estadal, que no guarda relación alguna con el ejecutivo federal estadounidense.
En otras palabras, el ente que esta vez acusa a Trump es parte del gobierno de Joe Biden. De manera que está imputando a su principal contendiente en los próximos comicios presidenciales. El Departamento de Justicia actúa con autonomía de la Casa Blanca en este tipo de procedimientos. Para reforzar esa imagen, Biden ha evitado disciplinadamente opinar sobre el proceso contra Trump. Pero como veremos a continuación, eso no es suficiente.
La historia del "perseguido"
Como hace cada vez que tiene un entuerto judicial, Trump dice ser inocente y víctima de una persecución política. Es bastante probable que sus seguidores, que componen buena parte de la base del Partido Republicano, le crean. Tal como ha pasado con sus problemas legales previos.
En vez de rechazar a Trump, lo más probable es que cierren filas en torno a él. Cabe recordar que fue justo después de la primera imputación que la intención de voto por Trump despegó en todas las encuestas sobre las primarias republicanas. Desde entonces, el expresidente mantiene una ventaja inmensa sobre sus rivales. Antes, estaba cerca de un empate con el gobernador de Florida, Ron DeSantis.
Entre el hecho de que ahora lo esté imputando un agente del gobierno federal y el cúmulo de otros procesos en su contra, es fácil para Trump transmitir a sus partidarios la idea de una "cacería de brujas". Ese sector de la ciudadanía de todas formas ya profesa una desconfianza inmensa hacia las instituciones de su propio Estado, por considerar que están sometidas a ideologías malignas. Un producto de la polarización que Trump, con su discurso populista, se encargó de agrandar.
La idea de que Trump está siendo apartado forzosamente de su regreso a la Casa Blanca hasta hace unos meses se podía desafiar con el hecho de que las encuestas lo mostraban en desventaja ante Biden. Pero ahora hay más sondeos que muestran lo contrario. En conclusión, se le alinearon los planetas para contar su versión de la historia.