La política italiana no es precisamente célebre por la durabilidad de los gobiernos. Sin embargo, en 2021 el país y el resto de Europa soltaron un gran suspiro de alivio por la juramentación de Mario Draghi, expresidente del Banco Central Europeo (BCE), como primer ministro.
Alejandro Armas/El Político
Draghi estuvo al frente de una coalición particularmente diversa, con elementos que iban desde el centroizquierdista Partido Democrático hasta la Lega Nord, organización de derecha populista y radical. Con semejante consenso respaldándolo y su prestigio personal de líder habilidoso del BCE, parecía que Draghi llevaría a su país a un período de estabilidad y progreso que ayudaría a mantener la cohesión de Europa en tiempos de alto riesgo geopolítico y económico.
Hasta que, de pronto, los males del sectarismo político italiano atacaron de nuevo. Varios miembros de la coalición le retiraron el apoyo a Draghi y forzaron su renuncia la semana pasada. Habrá elecciones en dos meses. La mesa pudiera estar servida para el ascenso de una alianza de derecha com elementos extremistas.
¿Quiénes son estas personas a las puertas del máximo poder en la tercera mayor economía de la Unión Europea? ¿Qué pudiera implicar su victoria? Veamos.
La nueva estrella
En el contexto de la caída de Draghi, hubo varias reuniones entre los principales actores conservadores de la política italiana para planificar el futuro. Entre ellos, Matteo Salvini, líder de la Lega Nord, y el ex primer ministro Silvio Berlusconi, cabeza sempiterna del partido centroderechista Forza Italia. Ambas organizaciones fueron parte del gobierno de coalición de Draghi.
Pero la protagonista del porvenir pudiera ser una tercera participante en estos conciliábulos que, a diferencia de Salvini y Berlusconi, lleva años en la oposición. Se trata de Giorgia Meloni, líder del partido Hermanos de Italia. Por esa postura, ha podido desplazar a Salvini y la Lega (que han sido parte de coaliciones gobernantes desde 2018) como principal voz de un segmento de votantes descontentos y que se inclinan por una sacudida desde la extrema derecha.
Una encuesta de la firma Quorum pone a Hermanos de Italia a la cabeza con una intención de voto de 23,8%. En las elecciones de 2018, el partido apenas obtuvo 4,4% del sufragio. En cambio, tanto la Lega como Forza Italia estarían bajando considerablemente con respecto a aquel año. El estudio proyecta para ellas respectivas votaciones de 13,4% y 8,3%.
Igualmente, otro miembro de la coalición gobernante, el populista y vagamente izquierdista Movimiento Cinco Estrellas, se desploma, con 9,8% de intención de voto. Aparte de Hermanos de Italia, el único otro partido relevante que estaría creciendo (actualmente con 22,5%) es el Partido Democrático.
Raíces fascistas
La Lega Nord no es precisamente un outsider, pues ha sido parte de varios gobiernos, incluyendo los de Berlusconi en las décadas de 1990, 2000 y 2010. Pero en aquellas ocasiones, el factor dominante era el relativamente moderado primer ministro. Ahora, este luce como el elemento más débil en la hipotética alianza. Combinados, los radicales de Hermanos de Italia y la Lega tendrían mucho más peso. Sobre todo los primeros. Cabe por tanto describirlos.
Hermanos de Italia es un heredero directo del llamado Movimiento Social Italiano, un partido neofascista fundado por los seguidores del dictador Benito Mussolini justo después de la Segunda Guerra Mundial. Actualmente se perfila más bien como radicalmente conservador, en una tónica similar a la de Vox en España o a la de la facción del Partido Republicano que encabeza Donald Trump en Estados Unidos. Sin embargo, incluso en años recientes han tenido coqueteos con el fascismo explícito.
Recientemente, bajo la dirección de Meloni, el partido ha tratado de suavizar su imagen con un discurso más templado. Más o menos como la dirigente ultraderechista francesa Marine Le Pen. Pero existe la posibilidad de que ello se deba a un esfuerzo por captar votantes, más que a súbitas convicciones moderadas genuinas.
El programa partidista de Hermanos de Italia es bastante característico de la derecha populista europea. Se plantea reducir significativamente la influencia de la Unión Europea (UE) en asuntos internos de Italia. También advierte sobre una "islamización" de Europa contra la que hay que luchar. Se inclina por una política de cero tolerancia hacia la inmigración de indocumentados.
Incógnitas
Obviemos el caso británico, pues la salida del Reino Unido de la UE fue producto de un referéndum en el cual el gobierno de entonces esperaba un resultado favorable a la permanencia en el bloque. Un gobierno en el que Hermanos de Italia y la Lega Nord son mayoría sería el primero en tomar el control de un país miembro de la UE en Europa Occidental, con posiciones así de reacias a la integración europea.
Si bien actualmente estos partidos no plantean que Italia deje la UE, sí proponen que el bloque tenga mucho menos poder sobre sus miembros individuales. Hermanos de Italia, por ejemplo, ha instado a que varios tratados en el corazón de la UE sean reformados, incluyendo los que sustentan la Zona Euro.
La formación de un gobierno así pudiera poner en entredicho el futuro de la UE tal como se la conocemos. Alentaría a movimientos de derecha nacionalista a insistir en sus posturas anti UE. También pudiera crear turbulencia en la Zona Euro por la inseguridad sobre el porvenir de una economía con las dimensiones de la italiana. Esto justo cuando Europa trata de recuperarse de las consecuencias económicas de la pandemia de covid-19 y la invasión rusa de Ucrania.
Y hablando de esa guerra, pues representa otro punto inquietante para las democracias occidentales. Mucha de la derecha populista europea es afín al presidente ruso Vladimir Putin. Eso incluye a la italiana. Hace unos años, Salvini causó una fuerte polémica por presentarse en Moscú con una camisa con la imagen de Putin. A partir de la invasión de Ucrania, la Lega Nord ha tratado de distanciarse del Kremlin. Algo más contundente ha sido Meloni, quien previamente abogaba por fortalecer relaciones con Rusia. Desde febrero de este año adoptó un discurso fuertemente pro Ucrania y se ha comprometido a mantener el apoyo a Kiev.
No obstante, no está para nada claro cuál será el papel de una Italia gobernada por la ultraderecha en el concierto de aliados de Ucrania. Los partidos híper nacionalistas tienden a desdeñar la colaboración internacional. También a anteponer los intereses de sus respectivos países incluso por encima de lo normal. En tal sentido, ante un panorama de sacrificios continuados para debilitar la agresión rusa en Ucrania, la derecha populista italiana pudiera no estar muy dispuesta a cooperar.