Por lo general, los presidentes estadounidenses buscan dos mandatos consecutivos. Más que eso no pueden, debido a la Vigésimo Segunda Enmienda a la Constitución, aprobada en 1951. Pero casi siempre tratan de permanecer en el poder por el período máximo permitido. Ningún mandatario del país ha declinado una oportunidad de reelección desde Lyndon Johnson en 1968.
Alejandro Armas/El Político
Pero si Joe Biden quiere seguirle los pasos a la mayoría de sus predecesores, pudiera tenerlo muy difícil. No es solo que el Presidente se acerca a la mitad de su mandato con unos niveles de aprobación popular de gestión bajísimos. Aparte, muchos en su partido se han manifestado recientemente desencantados con él.
¿Está Biden condenado a ser un presidente de un solo mandato? Veamos.
Amigos inconformes
Es muy normal que un gobierno goce de una "Luna de miel" con la ciudadanía y que luego su popularidad empiece a bajar. Pero el caso de Biden ha sido muy brusco. La percepción de su gobierno se ha visto afectada por un cúmulo de problemas. La lista incluye oleadas de covid-19, una agenda legislativa estancada, victorias de la derecha dura vía el Poder Judicial y, más recientemente, inflación desbocada.
La última encuesta de The New York Times y Siena College es particularmente tenebrosa para el Presidente, con casi 80% de los consultados diciendo que Estados Unidos "va por mal camino". Pero lo más notable del sondeo es cómo Biden es visto por sus propios compañeros de partido. Si bien 70% de los demócratas tiene una opinión favorable (cifra por demás relativamente baja), 64% afirmó que preferiría que el candidato del partido en las presidenciales de 2024 sea otro.
Quienes se inclinan por alternativas a Biden esgrimieron varias razones. Las principales fueron la edad del Presidente (33%) y desencanto con su gestión (32%). Otros simplemente dicen que prefieren a alguien nuevo (12%).
Estas cifras indican que no hay un desprecio generalizado hacia Biden. Ni siquiera hay una corriente minoritaria de su partido decidida a apartarlo del poder a como de lugar, como ocurrió entre los republicanos con Donald Trump. Pero sí hay una mayoría de demócratas que cree que el Presidente no está dando la talla.
El riesgo de las alternativas
La impopularidad de Biden es evidente desde hace meses. Sin embargo, el mandatario hace apenas un mes señaló que aspira a buscar un segundo mandato. Como jefes de facto de sus partidos, los Presidentes norteamericanos rara vez son desafiados efectivamente en primarias cuando buscan la reelección. Pero si el Presidente es muy impopular, esa regla pudiera incumplirse. De manera que si Biden quiere evitar contrincantes demócratas, la valoración de su gestión tendrá que mejorar sustancialmente.
Un primer indicador será la elección legislativa de noviembre. Se espera que los republicanos tomen al menos el control de la Cámara de Representantes. Esas reacciones desfavorables al partido oficialista son comunes en Estados Unidos y no necesariamente conllevan un futuro fracaso electoral para el Presidente. Pero si la derrota en la cámara baja es inmensa y/o los republicanos además se hacen con el Senado, se podría fortalecer la visión del Presidente como una carga para el partido, de la que es mejor deshacerse.
Y si Biden no es el candidato demócrata en 2024, ¿quién lo será? La vicepresidente Kamala Harris, considerada posible delfín de Biden, hoy luce como una mala opción, pues comparte la impopularidad del Presidente. Las alternativas viables incluyen a unos pocos demócratas que han logrado forjarse un seguimiento nacional, como el Secretario de Transporte de Biden, Pete Buttegieg, o la gobernadora de Wisconsin, Gretchen Whitmer.
Por otro lado, si el Presidente decide retirarse, la necesidad de una primaria podría ahondar la conflictividad entre los bandos moderado y progresista del Partido Demócrata, que competirían por la nominación. O incluso si Biden compite pero le surge un rival potente, el resultado pudiera ser una larga y amarga campaña por la elección interna, como la que hubo en 2016. En ambos escenarios, la animosidad entre facciones demócratas, que seguramente saldrán a relucir, serán de gran ayuda para quienquiera que nominen los republicanos. Aunque, como veremos más adelante en este espacio, ellos también tienen sus divisiones que resolver.