Si se hiciera un examen psicológico de María Alexseyevna Lvova-Belova, oficialmente nombrada por Vladmir Putin, Comisionada rusa para los Derechos del Niño, la respuesta que se obtendría nos presentaría a un monstruo.
El Político
María Alexseyevna Lvova-Belova secuestra a los niños ucranianos, para convertirlos en “patriotas rusos”.
Les prohíbe que canten el himno ucraniano o que hablen mal del presidente Putin. Así los integra a la familia rusa…y a ella. Reconoce que ya ha "adoptado" a varios de esos niños, y espera de tener algunos más.
“Hay algunas cosas malas al principio, pero luego se transforman para amar a Rusia", señaló.
Por qué es importante
“Maria Lvova-Belova es una de las figuras más implicadas en la deportación y adopción de menores ucranianos por parte de Rusia. Así como en el uso de campos para ‘integrar’ a los menores ucranianos en la sociedad y la cultura rusas", escribió el Observatorio de Conflictos del Laboratorio de Investigación Humanitaria de Yale.
Razón por la que la Corte Penal Internacional emitió una orden de arresto en su contra por crímenes de guerra, junto a su jefe Vladímir Putin.
De hecho, la funcionaria ha sido sancionada por la Unión Europea, Estados Unidos, Australia, Canadá, Reino Unido y Suiza por estas acciones.
En contexto: Directora de orquesta de Penza
María Lvova-Belova nació en 1984 en Penza. Se graduó de Directora de Orquesta de Variedades. En 2019 se unió al partido Rusia Unida. Ascendió rápidamente en las filas del partido. Fue senadora y acabó convirtiéndose en una de las figuras más destacadas del Kremlin.
Es la Comisionada para los Derechos del Niño de la Federación Rusa, un cargo que ocupa desde octubre de 2021.
Desde entonces, se ha convertido prácticamente en la sombra del presidente. No es extraño verla junto a él durante sus discursos y mítines.
El dato: 23 hijos
La comisionada del gobierno ruso para los derechos del niño. Casada con Pave Kogelman, sacerdote de la Iglesia Ortodoxa Rusa, tiene 23 hijos, 5 son hijos biológicos, 18 adoptados.
Reveló que ella adoptó a un niño de 15 años, Philip Golovnya, originario de Mariúpol, una de las ciudades ucranianas ocupadas por las fuerzas rusas tras la invasión.
Philip, fue trasladado en la primavera de 2022, junto con un grupo de niños de Mariupol, primero a Donetsk y luego a un sanatorio en la región de Moscú, donde fue recibido por la funcionaria. El mes pasado reconoció que la adopción fue posible "gracias" al presidente Putin.
Panorama general: labor de Lvova-Belova
Cuatro meses antes del inicio de la guerra, Lvova-Belova asumió el cargo de Comisionada para los derechos del niño en la oficina presidencial de la Federación Rusa.
Lvova-Belova ha sido responsable del retiro de los niños y su "integración" en Rusia. Desde sus inicios fue figura pública, oradora y organizadora de estos procesos.
Presume de su labor en la "integración" y "evacuación" en el país de los niños procedentes de zonas de guerra. Aunque más bien podríamos llamarlo "rusificación".
El año pasado, reconoció públicamente sus esfuerzos para adoctrinar a los niños ucranianos llevados a Rusia. Oportunidad en la que se quejó de que algunos niños "hablaban mal del presidente [ruso], decían cosas horribles y cantaban el himno ucraniano".
Dijo que "comenzaron a integrarse" después de ser colocados en familias adoptivas en Rusia.
Ella lo vende como una preocupación por sus intereses. Presume de que escolta personalmente los aviones cargados de niños ucranianos temerosos, prácticamente "secuestrados" en las zonas ocupadas.
Lo justifica como una mujer que defiende valores como la familia, la religión o la caridad. Pero la realidad es bien distinta.
Para el derecho internacional, estos traslados forzosos son deportación y genocidio.
En conclusión: felizmente sancionada
Donde mejor se refleja la postura extraña de esta funcionaria fiel a Putin, es en su declaración al conocer la sanción de la Corte Penal Internacional:
"Mi agradecimiento a los británicos por la atención que han prestado a nuestra misión de ayudar a los niños del Donbás. En Rusia disfrutamos de amistad como familias, como organizaciones y, a partir de ahora, como afectados por las sanciones".
Definitivamente no pareciera algo normal.
Fuente: Agencias