Haití detenta tìtulos que nadie quiere, como el del país más pobre del hemisferio. Otro que tiene es el de la sempiterna crisis y la inestabilidad polìtica. Factores que se agudizaron con el asesinato de su Presidente, Juvenel Moise, y el vacío de poder que dos hombres quieren llenar.
El Político
Como refiere un análisis del The New York Times, "Haití ya estaba en crisis por el tema de quién debería gobernar el país. Durante meses, manifestantes enojados habían acusado al presidente Moise de quedarse más tiempo en el poder lo que marcaba un giro hacia la autocracia".
"Ahora, con su asesinato, la cuestión del liderazgo se ha vuelto más turbia, especialmente porque las instituciones democráticas de la nación se han debilitado severamente, dejando pocos árbitros legítimos en el país para supervisar una transferencia legal del poder".
Para el medio neoyorquino el caos político imperante en Haití se intensificó el jueves "cuando dos primeros ministros reclamaron el derecho a gobernar el país, iniciando una estrambótica lucha de poder para determinar quién tiene la autoridad legal para gobernar después del magnicidio del presidente Jovenel Moise".
A juicio de los analistas hay un generalizado temor ante la posibilidad de que la situación se salga de control rápidamente.
Primer Ministro de Haití: un puesto dos "titulares"
El primer ministro interino de Haití, Claude Joseph, dice que ha tomado el mando de la policía y el ejército y declaró un “estado de sitio” que esencialmente pone al país bajo la ley marcial.
Pero dos días antes de su muerte, Moise había nombrado a un nuevo primer ministro, Ariel Henry. Un neurocirujano que debía asumir el cargo esta semana.
Situación confusa para expertos de Haití
Las reivindicaciones que reclaman ambos rivales crearon una crisis política volátil. Lo que ha causado confusión entre los expertos constitucionales. También preocupa a los diplomáticos ante un posible colapso social generalizado que podría desencadenar la violencia.
Los expertos constitucionales cuestionan el derecho de Joseph a imponerse. Por lo que su reclamo del poder fue rápidamente desafiado por Ariel Henry.
“Nadie comprende” lo que está sucediendo en este momento, dijo al NYT Lilas Desquiron, una escritora haitiana que fue ministra de Cultura de 2001 a 2004, sobre la situación que ha dejado a los 11 millones de habitantes del país en una “posición de espera y de impotencia”.
No hay parlamento
Muchos otros países se han visto afectados por los reclamos de candidatos rivales sobre la presidencia. Pero generalmente tienen jueces, legisladores y estructuras democráticas para ayudar a resolver esas disputas.
Pero Haití, como recoge NYT, es hoy una democracia parlamentaria que prácticamente no tiene parlamento. "Actualmente solo hay 10 senadores en funciones de un total de 30 porque los términos de los otros 20 han expirado. La cámara baja está completamente vacía porque los periodos de los representantes terminaron el año pasado",.
Es una las razones que hizo que Juvenel Moise gobernara por decreto durante aproximadamente un año y la oposición lo acusó de dictador.
Según las leyes haitianas, los primeros ministros son nombrados por el presidente y deben ser aprobados por el parlamento. Pero como el parlamento no ha estado funcionando, la legitimidad política de los primeros ministros es inexistente, opina Jacky Lumarque, rector de la Universidad de Quisqueya, una universidad privada de Puerto Príncipe.
Poder judicial inexistente
Además, el poder judicial ha sido prácticamente inexistente durante el año pasado. Con repetidas huelgas de jueces que protestaban por la agitación política y la violencia desenfrenada.
Para complicar aún más las cosas, el presidente del tribunal más importante de la nación murió de COVID-19 en junio, privando al país de otro medio más para determinar quién debería gobernar.
Dos constituciones
"Para empeorar las cosas, parece que Haití tiene dos Constituciones y ambos documentos dicen cosas distintas sobre los procedimientos que se deben implementar si un presidente muere en el cargo", apunta el NYT.
La versión de 1987 considera que si la presidencia queda vacante por cualquier motivo, el juez de mayor rango del país debería intervenir.
"A menos que, como es el caso de Moise, el mandatario estuviera en el cuarto año de su mandato. En esa situación, el Parlamento debe votar por un presidente provisional. Por supuesto que, para poder iniciar ese proceso, es necesario que exista una cámara legislativa", acota NYT.
Los argumentos de Joseph
El miércoles, Joseph pronunció un discurso en el que se refirió a su legitimidad cimentada, en parte, por la reacción “receptiva” que obtuvo del Core Group. Una coalición no oficial de embajadores y funcionarios de Estados Unidos, Naciones Unidas, Canadá, Francia, Alemania, España, la Unión Europea y la Organización de Estados Americanos.
El presidente de lo que queda del Senado haitiano, Joseph Lambert, también emitió un comunicado de prensa el jueves por la mañana. En el cual sostiene que el Senado “tranquiliza a los haitianos y a la comunidad internacional porque todo será gestionado por las instituciones nacionales, las fuerzas políticas y la sociedad civil con el fin de garantizar la continuidad del Estado y el orden republicano”.
EEUU reconoce a Joseph
En un encuentro con los periodistas celebrado el jueves, Ned Price, un portavoz del Departamento de Estado, dijo que Joseph era “el titular” en el momento del asesinato y que “como tal”, Estados Unidos continuaría trabajando con él. Pero agregó que el gobierno estadounidense también había “estado en contacto con” Henry, instando a todos los funcionarios haitianos a trabajar juntos “para abstenerse de la violencia”.
El secretario de Estado, Antony J. Blinken, habló el miércoles con el primer ministro interino y se ofreció a ayudar al país “para apoyar al pueblo haitiano y la gobernabilidad democrática, la paz y la seguridad”, dijo el Departamento de Estado.
Joseph describió la conversación como si hubiera durado más de 30 minutos y aprovechó la oportunidad para anunciarle al país que contaba con el apoyo de Estados Unidos, sus aliados internacionales más importantes.
El principal funcionario de las Naciones Unidas en Haití también respaldó el reclamo de Joseph como primer ministro legítimo.
EEUU: Prioridad es mantener el orden en Haití
Temor a oleada migratoria
Existe además el temor a que se genere una nueva oleada de emigrantes. Como ha ocurrido después de desastres naturales, golpes de Estado y otros períodos de profunda inestabilidad.
Alarmados ante la posibilidad de que Haití pueda estar llegando a un punto de quiebre similar al que sucedió luego del golpe de Estado en 1991. En esa época se produjo una oleada de refugiados haitianos que huyeron en barcos hacia Florida.
¿Se repite la historia?
Bajo la administración Trump, Estados Unidos prestó poca atención al empeoramiento de los problemas políticos de Haití. Hasta ahora, no había sido un tema importante para el presidente Biden.
Biden es el último de una serie de presidentes estadounidenses modernos que han tenido que enfrentar la confusión y la tragedia de ese país.
El presidente George H. W. Bush tuvo que manejar el aumento de refugiados haitianos después del golpe de 1991 que derrocó al presidente de ese momento, Jean-Bertrand Aristide.
Al principio, Bush ordenó que los haitianos permanecieran detenidos en la Base Naval de la Bahía de Guantánamo y en 1992 ordenó a la Guardia Costera que retornara a cualquier migrante de ese país que fuese interceptado en el mar.
Luego, los refugiados se convirtieron en un tema de campaña, y Bill Clinton denunció a Bush por la “política cruel de devolver a los refugiados haitianos a una dictadura brutal sin una audiencia de asilo”.
Pero, al enterarse de que 150.000 haitianos estaban listos para llegar a suelo estadounidense inmediatamente después de su investidura en 1993, Clinton anunció que continuaría con la política de Bush.