La progresiva pérdida de capacidad de fuego de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) –por la reducción de presupuesto y las crecientes deserciones–, así como el riesgo de la ascendencia sobre el generalato por parte de Diosdado Cabello –cuyo poder dentro del régimen se ha estado consolidando de nuevo los últimos meses–, estaría llevando a Nicolás Maduro a intentar organizar un ejército irregular que responda con eficacia a su autoridad.
El Político
En esa dirección cabe entender la decisión de Maduro de promover la expansión del Ejército de Liberación Nacional ( ELN) de Colombia en territorio venezolano y auspiciar su unión con los disidentes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Animado en este diseño por Cuba, Maduro contaría para esta operación con el apoyo de material y de capacidades de comunicación aportadas por Rusia.
El chavismo ha tenido históricamente más afinidad con las FARC, pero su amplia desmovilización convierte al ELN en estos momentos en un socio más decisivo y aconseja la convergencia de ambos grupos en Venezuela.
Dada la libertad de movimientos por la protección gubernamental que reciben, esos combatientes no tienen que comportarse como insurgencia o guerrilla, sino que pueden actuar como un ejército irregular, que además puede reclutar abiertamente. Se trata de una fuerza más efectiva, con experiencia en combate, que la Milicia Bolivariana, cuyas filas se han ido rompiendo con el éxodo de millones de venezolanos.
Padrino y Cabello
La conspiración contra Maduro llevada a cabo por el ministro de Defensa, Vladimir Padrino, destapada a finales de abril y que a punto estuvo de consumar el cambio presidencial, así como la revelación de que Estados Unidos ha estado dispuesto a abrir conversaciones con Cabello han hecho a Maduro especialmente desconfiado sobre la fidelidad que puede guardarle la cúpula militar.
No es ya solo su miedo a la acción de algún comando de la Armada, la rama militar sobre la que siempre se ha mostrado suspicaz, por haber sido especialmente refractaria al chavismo, sino que ahora su temor se dirige también al Ejército.
«Por si a Cabello, que en un momento dado puede hacerse con el Ejército, se le ocurre cualquier cosa, Maduro quiere tener un ejército irregular que solo responsa a sus órdenes», afirma Antonio de la Cruz, director ejecutivo de Inter-American Trends, quien sigue con detenimiento el pulso de poder dentro del chavismo.
Menos compras de armamento
A pesar de la imagen que ha querido darse con las maniobras realizadas las dos últimas semanas en la frontera con Colombia, en las cuales habrían participado 3.000 uniformados, la realidad es que la capacidad de fuego de la FANB se está viendo afectada por la grave crisis que atraviesa el país.
Un informe del Instituto Internacional de Investigación sobre la Paz de Estocolmo (SIPRI), que es el principal centro de estudios sobre comercio mundial de armamento, considera que, si bien «los militares mantienen su fuerza» en el ecosistema de poder chavista, importantes elementos como las dificultades presupuestarias, la reducción en la compra de armamento y las deserciones pueden haber reducido la funcionalidad de la FANB.
Convertido por el chavismo en el primer país latinoamericano en compra de armas, Venezuela tuvo un récord de adquisiciones en 2007 y 2008; las cifras descendieron después por un bache momentáneo en los precios del petróleo durante la gran recesión mundial, para alcanzar luego en 2013 un nuevo pico de compras.
Desde 2014, sin embargo, el volumen de adquisiciones se ha visto drásticamente reducido, debido a los menores ingresos del Estado por el abrupto desplome del precio del crudo ese año, en el que la adquisición de armamento cayó a una cuarta parte.
Así pasó de gastar 988 millones de TIV –un valor que usa el SIPRI para sus cálculos– en 2013, a gastar 203 millones en 2014, 133 millones en 2015, 210 millones en 2016 y solo 32 millones en 2017. Los tres últimos años los países proveedores fueron China y Ucrania.
Fuente: ABC