El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, se apresta a concretar en las urnas el domingo su Asamblea Constituyente, vital para seguir en el poder, pese al fuerte rechazo internacional y la arremetida de la oposición con protestas que dejan más de un centenar de muertos.
Los opositores prosiguen este jueves su segundo día de una huelga de 48 horas, tras una primera jornada que dejó dos muertos en fuertes disturbios entre las fuerzas de seguridad y los manifestantes en Caracas y otras ciudades.
Con barricadas de escombros en las calles o confinados en sus casas, los opositores cumplirán también este segunda día de paro, al que hasta ahora sus dirigentes asignaron un acatamiento del 92%, aunque el gobierno dice que fracasó pues la estratégica industria petrolera no paró.
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Sin ceder terreno, Maduro convocó a sus seguidores este jueves al cierre de campaña por la Constituyente, en lo que consideró será "uno de los actos históricos más importantes" en casi dos décadas de gobierno chavista.
El presidente llamó a votar masivamente en la elección de los 545 asambleístas que reformarán la Carta Magna y regirán el país por tiempo indefinido con facultades absolutas.
La Constituyente vino a poner leña al fuego en un país polarizado y sumido, pese a su riqueza petrolera, en una profunda crisis económica, donde la comida y las medicinas escasean, los precios suben todas las semanas y el salario no alcanza para nada.
"¿Una explosión social"
En un ultimátum para que Maduro suspenda la elección, la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) convocó para el viernes una gran marcha en Caracas y amenazó con "boicotear" la votación.
"Que el pueblo venezolano siga expresando su voz en estas horas decisivas. ¿Qué pasa si se impone la Constituyente? Se va a agravar la crisis. ¿A dónde quiere Maduro llevar al país? ¿A una explosión social?", lanzó el líder opositor Henrique Capriles.
La oposición asegura que con la Constituyente Maduro, cuya gestión es rechazada por 80% de los venezolanos según la firma Datanálisis, busca perpetuar al chavismo en el poder e instalar un sistema comunista.
"Esta es la carta definitiva, de todo o nada, de un gobierno que para mantenerse en el poder necesita suspender la democracia", aseguró a la AFP la analista Colette Capriles.
La oposición decidió no participar en la Constituyente, alegando que no fue convocada en referendo y que el sistema comicial fue diseñado para que el gobierno la controle y haga una Carta Magna a su medida.
Con ese poder, podrá incluso eliminar el Parlamento de mayoría opositora y a una Fiscalía rebelde, según han amenazado dirigentes del gobierno.
Será un "cheque en blanco", advirtió la fiscal general, Luisa Ortega, veterana chavista que rompió con Maduro, al llamar a los venezolanos a hacer todo para detenerla.
En reiteradas ocasiones, la oposición ha pedido a la Fuerza Armada, a la que Maduro dio enorme poder político y económico, a no ser "cómplice" del "aniquilamiento de la democracia", según dijo esta semana el líder opositor Leopoldo López, bajo arresto domiciliario.
"Jamás nos arrodillaremos"
Maduro, un exchofer de autobús de 54 años, quien sustituyó al fallecido presidente socialista Hugo Chávez (1999-2013), acusa a sus adversarios de promover la violencia para darle un golpe de Estado con apoyo de Estados Unidos.
Cumpliendo amenazas, el gobierno del presidente estadounidense Donald Trump anunció el miércoles sanciones contra 13 altos funcionarios y militares venezolanos relacionados con la elección de la Constituyente y la represión de las protestas.
"¡Seguimos firmes y jamás nos arrodillaremos!", reaccionó Maduro, al calificar de "insolentes" las sanciones y condecorar a los funcionarios afectados por las medidas de Washington, que incluyen congelamiento de bienes y negación de visa.
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Pero no solo Estados Unidos lo ha presionado para que frene la Constituyente, gobiernos de Latinoamérica y Europa han expresado preocupación por un agravamiento de la crisis y de la "represión" en las protestas.
Según analistas, tanto el rechazo interno como externo afectan la legitimidad de la Constituyente, por lo que el gobierno busca evitar una alta abstención, frente a los 7,6 millones de votos que la MUD asegura que obtuvo en el plebiscito simbólico que hizo el 16 de julio contra esa iniciativa.
Pero pese a las presiones internas y externas, Maduro repite una y otra vez que la Constituyente va "llueva, truene o relampaguee", para traer la paz y bonanza económica al país.