La propuesta llegó de labios del propio Presidente, hace tres meses y en forma informal: "Graciela, yo te apoyaría para que seas la Defensora del Pueblo de la Nación". La ex titular del PAMI y ministra de Salud en los gobiernos kirchneristas y actual legisladora porteña Graciela Ocaña sonrió y le respondió que la idea le interesaba. Todo, bajo un manto de oportuna discreción.
Desde entonces el tema no volvió a tocarse. Pero Clarín supo que Ocaña también tuvo conversaciones con Sergio Massa respecto a la necesidad de ocupar la Defensoría del Pueblo, en el marco de un acuerdo legislativo a través del cual se nominen y se voten los nombres del titular del órgano y de sus dos adjuntos. Hasta ahora, el Defensor proponía a los otros colaboradores.
Más allá de las propuestas y deseos del Presidente, es casi imposible que la "hormiguita" ocupe la silla que dejó vacía Eduardo Mondino en 2009 sin el apoyo de otra fuerza política. La Constitución establece que el Defensor del Pueblo es elegido con el voto de los dos tercios de los miembros presentes de cada Cámara, una proporción sideral para los modestos números de la coalición Cambiemos.
Habría, además, otro escollo que sortear: tal como ocurrió con la designación del titular de la Auditoría General de la Nación "un puesto que sí le corresponde obligatoriamente a la oposición", los peronistas ven en la Defensoría del Pueblo otro premio por el cual pelear. O acordar: ya hay conversaciones entre legisladores del Frente para la Victoria, el peronismo disidente y el Frente Renovador y empezaron a circular los primeros nombres.
Aunque la Corte subrayó la importancia institucional del Defensor del Pueblo y reclamó su designación "el Comité de Derechos Humanos de la ONU ya lo había hecho con igual énfasis" en el Congreso ni siquiera se conformó la comisión bicameral encargada del asunto. Las urgencias de la política, que causaron aquella falta, ahora empujan para subsanarla.
Con Información de: El Clarín