"Lo pagan las provincias, que lo negocien las provincias". Sobre ese mandamiento lineal, Mauricio Macri se desentendió de las paritarias docentes que al arrimarse el inicio de clases serán un factor tóxico.
Macri atendió el pedido de gobernadores cercanos, Macri-friendly, que el año pasado fueron triturados por el 40% que Esteban Bullrich pactó con los gremios nacionales y se derramó, venenoso, a las provincias.
Aquella cifra "testigo", se magnificó con el 42% de inflación y el aumento de solo 28% de los recursos remitidos por Nación a las provincias, según el informe in voce que recitan en las provincias.
Ante eso, los caciques -peronistas como Schiaretti, Urtubey o Peppo, socialistas como Lifschitz o provinciales como Gutiérrez- dicen actuar en defensa propia para evitar que una -otra- medida nacional los perfore.
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A Macri le sirve. Se desentiende del tema docente -"problemas provinciales"- y evalúa dar un paso más: dormir la negociación salarial con UPCN de Andrés Rodríguez para que la paritaria estatal nacional se haga después de las provinciales.
El 17% de inflación que Alfonso Pray Gat estampó en el Presupuesto y Mario Quintana vocea -lo publicó ayer Clarín- como marca de fuego para la discusión salarial debería operar en el imaginario de Macri como operó, en la práctica, Hugo Moyano en tiempos de Néstor Kirchner.
En la era Macri, la Casa Rosada pone una pauta, quizá idílica, pero son otros -los gobernadores- los que deben lograr que esa pauta se cumpla. El tiempo dirá si hay conflicto entre aquella teoría y la práctica.
La reunión de gobernadores que se programa para el jueves en el hotel Savoy, con la intención de fijar un parámetro unificado para la discusión docente, excluye a los cinco caciques de Cambiemos: Vidal y Larreta del PRO, Cornejo, Morales y Colombi de la UCR.
Con información de Clarín