Tres años después de salir de la cárcel por una condena de corrupción que parecía apagar su brillo político y que luego resultó anulada, Luiz Inácio Lula da Silva fue electo presidente de Brasil este domingo. Por tercera vez.
El Político
El hombre que nació en la pobreza, que de niño fue lustrabotas y llegó a ser llamado "el político más popular del mundo", ha vuelto a asombrar.
De 77 años de edad, el candidato izquierdista, logró imponerse este domingo en una segunda vuelta más reñida de lo que anticipaban las encuestas.
Lula venció al ultraderechista Jair Bolsonaro, el primer mandatario brasileño derrotado en un intento de ser reelecto en los últimos 24 años.
Lula consiguió 50,88% de los votos
Más de 156 millones de brasileños estuvieron habilitados para votar este domingo en una jornada que estuvo marcada por las acusaciones contra la Policía de Carreteras del país. Según denunció el PT y señaló Human Rights Watch, se habrían hecho operativos en el noreste del territorio brasileño que entorpecieron la circulación de los votantes, reportó AFP.
De acuerdo con los resultados oficiales con el 99,55% de las actas contadas, Lula obtuvo 50,88% de los votos, mientras Bolsonaro logró 49,12%.
Así Da Silva, otrora un joven tímido y desinteresado en la política, regresa a la presidencia que ya ejerció en dos mandatos consecutivos entre 2003 y 2010, confirmándose como el líder más popular e influyente del siglo del mayor país de América Latina, pese a los escándalos que mancharon sus gobiernos.
Brasil gira a la izquierda
El izquierdista llegó por primera vez a la Presidencia en 2002 tras perder en tres ocasiones en 1998, 1994 y 1990. Y tuvo un segundo mandato tras volver a ganar en 2006, uno que terminó cuatro años después con un índice de aprobación de cerca del 80%.
Ahora, sin embargo, recibe un país dividido. Y tendrá que volver a ganar la confianza de muchos brasileños, la cual se diluyó debido a las acusaciones de corrupción que lo llevaron a la cárcel en 2017, eliminando su candidatura un año después. A pesar de que estas acusaciones fueron invalidadas en 2021, todavía pesan en la imagen del ahora presidente electo.
Con estos resultados, Brasil dio un giro de la ultraderecha a la izquierda, un país más de la región que se inclina hacia dicho espectro político después de que lo hicieran Chile y Colombia.