Desde que asumió el cargo el 1 de enero, el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, y su ministro de Relaciones Exteriores, Mauro Vieira, han abogado públicamente por un fin negociado de la guerra de Rusia en Ucrania.
El Político
Brasil ha tomado un camino intermedio en el conflicto, frustrando a algunos líderes occidentales: mientras que Brasilia condenó la invasión de Rusia en las Naciones Unidas, eludió las sanciones dirigidas por Estados Unidos contra Moscú y rechazó una solicitud de Estados Unidos de enviar armas a Ucrania.
En cambio, Brasil dice que quiere ser parte de un grupo de naciones que presiona por la paz.
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"Putin no puede quedarse con el territorio de Ucrania. Tal vez se discuta Crimea. Pero lo que invadió de nuevo, tiene que repensarlo. Zelenski no puede tampoco quererlo todo", declaró el jefe de Estado brasileño, de 77 años, durante un desayuno con periodistas en Brasilia en el que criticó a Estados Unidos y la Unión Europea (UE) por su rol en el conflicto. Este viernes, la reacción de Kiev fue contundente.
Ucrania "no comercia con sus territorios", afirmó el portavoz del Ministerio de Exteriores ucraniano, Oleg Nikolenko. "Ucrania aprecia el esfuerzo del presidente de Brasil para buscar una solución que ponga fin a la agresión rusa", añadió el portavoz. "No existe ninguna razón jurídica, política o moral por la que debamos renunciar a un solo centímetro de territorio ucraniano (…). Cualquier esfuerzo de mediación para restablecer la paz en Ucrania debe fundamentarse en el respeto a la soberanía y la plena recuperación de la integridad territorial de Ucrania, siguiendo los principios de la Carta de la ONU".
La propuesta de Lula, hecha de manera indirecta e informal sobre un tema extremadamente sensible, llama la atención, porque el presidente brasileño tiene como objetivo primordial jugar un papel en el final de la guerra. Junto a China y otros países, Brasil trabaja en una propuesta de mediación, pero ya antes de que esta se concrete, Brasilia logró un rechazo público de Kiev. Lula vuela este martes a Pekín para una visita de Estado.
"El mundo necesita tranquilidad", insistió Lula, que llegó a la presidencia de Brasil el 1 de enero de este año por tercera vez. "Necesitamos encontrar una solución (a la guerra)", añadió.
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En el ambiente de confianza que se crea en un desayuno del presidente con los periodistas que siguen habitualmente su actividad, Lula fue lejos en su análisis de lo que está sucediendo -y por qué está sucediendo- en Ucrania. Durante la conversación en el Palacio del Planalto, el líder del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT) cree que hubo un error estratégico por parte de los países desarrollados.
"Brasil defiende la integridad territorial de cada nación. No estamos de acuerdo con la invasión rusa de Ucrania. Ahora, pensamos que el mundo desarrollado, especialmente la Unión Europea y los Estados Unidos, no podrían haber aceptado entrar en la guerra de la forma en que lo hicieron, rápidamente, sin antes pasar mucho tiempo tratando de negociar. Y negociar la paz es muy complicado".
"La guerra empezó y alguien tiene que pararla. Los dos (países en guerra) no tomarán la iniciativa para detenerla. Alguien de fuera tiene que ayudar. Estoy convencido de que tanto Ucrania como Rusia están esperando a alguien de fuera (…). La paz es más complicada que la guerra. La guerra es un deseo loco, pero la guerra hay que construirla", añadió.
No es la primera vez que Lula tiene tensiones con el Gobierno de Kiev al hablar sobre la guerra en Ucrania. En 2022, cuando aún era candidato a la presidencia, el brasileño dijo a la revista Time que Zelenski era tan culpable como el presidente ruso Vladimir Putin de que se hubiera desatado el conflicto. Y fue más allá: el presidente ucraniano es, en su visión, "un poco raro, porque parece que forma parte del espectáculo".
La embajada de Ucrania en Brasilia reaccionó con duro laconismo: Lula estaba "mal informado" sobre lo que sucede en Ucrania.
Fuente: El Mundo