Para construir escenarios es relevante definir dos cosas: los predeterminados y las incertidumbres críticas. Los predeterminados son eventos que podemos proyectar linealmente mientras las incertidumbres son las variables que pueden tomar valores muy distintos y cambiar el rumbo de las cosas.
Nuestros predeterminados pueden resultar polémicos, especialmente en un país polarizado, pero como saben, nuestro trabajo consiste en ser objetivos, sea popular o no. Empecemos por decir que no estamos al borde de una invasión militar ni un cambio abrupto de gobierno, mas allá de la imaginación de algunos grupos particulares de la sociedad.
Lo que sí enfrentaremos son los impactos de las sanciones generales, de las que debe quedar clara la responsabilidad absoluta del gobierno por autoritario y hostil, pero también la baja potencia de esta estrategia externa para producir cambios. Esas sanciones pueden producir un deterioro adicional al existente, pero es poco probable que produzcan la salida del gobierno y menos ante la pulverización evidente de la oposición institucional interna. La economía estará marcada durante el 2019 por la hiperinflación, pues el programa de ajuste planteado tiene problemas críticos de implementación. Finalmente no creemos que la oposición institucional, ni afuera ni adentro, represente una amenaza creíble para el gobierno.
Por su parte, tenemos dos incertidumbres críticas. 1) ¿Quién gobernará a corto y mediano plazo? ¿Maduro o el líder resultante de una implosión chavista? Esto indica que no compramos la tesis de que Maduro es insostenible o invulnerable, pero tampoco que en caso de sustitución sería con un opositor clásico el que lo haga.
2) ¿Vamos camino a la radicalización mayor de la economía, con un perfil comunista que suprima la participación privada o a una flexibilización económica, aunque imperfecta? En esta incertidumbre tampoco está contemplada la apertura total, aunque no se descarte la posibilidad de supervivencia del sector privado.
Con estas dos incertidumbres críticas se construyen cuatro escenarios. Sin orden de jerarquía, el primero es la permanencia de Maduro, pese a las presiones y aislamiento, que en su mejor versión nos lleva al escenario de Dualización económica y apertura parcial para enfrentar la hiperinflación y en su peor versión el escenario de radicalización y cubanización del país en el plano económico y político, sin derechos ni crecimiento ni oportunidades. El segundo plano de escenarios arranca con un cambio político producido por una implosión dentro del chavismo, que produce la salida de Maduro, sustituido por un actor de la propia revolución.
Este hecho nos da dos escenarios más. El mejor de ellos es el de transición, pues pese a que el gobierno sigue siendo revolucionario, aprovecha el cambio para abrirse a negociaciones políticas e internacionales que den apertura al rescate de la democracia electoral, sobre todo entendiendo que el legado de Chávez, sin Maduro, podría convertirse en el futuro en el nuevo peronismo, vivo incluso frente a elecciones futuras transparentes. Finalmente, no podemos descartar el último escenario, que se refiere al cambio de Maduro por otro chavista pero más radical, que lejos de abrirse a la negociación se cierra aún más, llevando al país a una situación similar a la cubanización antes descrita, pero con alta propensión a la guerra, no solo contra la oposición sino también contra sus monstruos internos.
Cuatro escenarios que debemos entender con detalle para desarrollar estrategias individuales de reacción frente a cada uno de ellos, todos posibles, pues como dicen en mi pueblo, guerra avisada no mata soldado… y si lo mata es por descuidado.
Fuente: El Universal