Los sucesos del 30 de abril ponen abiertamente sobre el tapete el grado de penetración de los euroasiáticos sobre el régimen de Nicolás Maduro.
Apolinar Martínez/El Político
Podría cuestionarse si los rusos impidieron o no que Nicolás Maduro abandonraa el poder durante la crisis venezolana del 30 de abril, pero lo que no admite duda alguna es que Vladimir Putin ha encontrado una hendidura enorme para penetrar en América Latina y competirle de tú a tú a Estados Unidos en una región a la que siempre ha querido sentar su garra.
Resultaba impresionante leer o escuchar las declaraciones del ministro de exteriores de ese país, y las del mismo Putin asegurando que “Estados Unidos era el generador de la crisis”, “Maduro no se va”, “ tiene todo el apoyo militar”, etc.
Estados Unidos a la defensiva
Mientras ese accionar ruso es creciente, Estados Unidos aparece como obnubilado y el Secretario de Estado Mike Pompeo se ha limitado a señalar que “Rusia se ha empeñado en desestabilizar a Venezuela.
Pompeo y el ministro ruso de Relaciones Exteriores, Sergei Lavrov, prevén discutir sobre la crisis en Venezuela al margen de la reunión del Consejo Ártico en Finlandia a partir del lunes, pero, entre tant,o Rusia sigue a toda marcha su labor de penetración
Maduro entrega a Putin no sólo petróleo, sino oro y coltán, para que traigan a Venezuela aviones con soldados y equipamiento militares. “Los rusos si pueden”, dijo sin desparpajo Maduro, traer ayuda humanitaria al país”.
Evidentemente Rusia ha encontrado en Venezuela la punta de lanza que la ex Unión Soviética pretendía con Cuba.