En la actualidad gozamos de mucha libertad y opciones en el mercado como para escoger la dieta que más se ajusta a nuestro estilo de vida, preferencias y necesidades físicas: vegetarianos, veganos, crudiveganos, frugívoros. Son infinitas las alternativas, pero hay una que se ha erigido como la dieta del equilibrio y de lo saludable: el flexitarianismo.
María del Carmen Taborcía/ El Político
Flexitarianos son aquellas personas que basan su alimentación en una dieta vegetariana, pero que de manera ocasional y, por diversas razones, consumen algunos productos de origen animal: mariscos, pescados, aves y carnes rojas.
Aunque la palabra flexitariano (del inglés flexitarian) procede de la unión de los términos flexible + vegetariano, comentan algunos especialistas que no deben ser considerados como ‘vegetarianos flexibles’.
Un flexitariano nunca es un vegetariano ni un subtipo dentro de estos, ya que el consumo de pescado y carne, aunque sea puntual lo excluye de este grupo.
No obstante, para los flexitarianos consumir carne no constituye una transgresión a su modelo de dieta ni tampoco va seguido de un sentimiento de culpa. Existen iniciativas como Meat Free Mondays (Los Lunes sin Carne) o Vegan Before 6 (Vegano antes de las seis) creada por el crítico culinario de The New York Times, Mark Bittman.
Un flexitariano puede que en su casa solamente cocine platos vegetarianos. Pero que en casa de amigos o familiares, o cuando va a un restaurante o algún evento social coma platos que contengan carne. Muchos lo conocen como vegetarianismo part time.
Si nos referimos al término flexible como la capacidad de adaptarse fácilmente a los cambios y a las diversas situaciones o circunstancias, es obvio, que los políticos son “maestros”.
Esta habilidad les permite supervivir incluso en escenarios que les son adversos. De simples humanos se transforman en máquinas de convencer electores, pretendiendo ser tecnócratas competentes, llenos de visión de futuro.
Pueden decir algo hoy, y mañana cuando llegan al poder expresarse de manera diametralmente opuesta; lo importante era ganar la elección.
Comerán vegetales o pescado, de acuerdo a lo que les reditúe más políticamente. Los mensajes se adecuan a la mayoría que escucha, reclama y es más susceptible de persuadir.
Como dijo el periodista y empresario de medios estadounidense William Randolph Hearst (1853-1951): “Un político hará cualquier cosa por conservar su puesto. Incluso se convertirá en un patriota”.
Abogada y Escritora