El Reino Unido está viviendo esa curiosa situación en que dos ex primeros ministros, Boris Johnson, y Liz Truss, fueron forzados a renunciar como Primeros Ministros por su propio partido, Conservador (Tories), pero como siguen siendo diputados, mantienen una posición privilegiada para enfrentar al sucesor, Rishi Sunak, también de la misma tolda.
El Político
No ahorraron descalificativos los exjefes de gobierno en el Parlamento contra el Premier Rishi Sunak. Consideran que su política económica, que incluye la subida del impuesto de sociedades, es “contraproducente” y traiciona sus propios valores.
Las críticas de ambos ex mandatarios se produjeron en el marco de la sesión legislativa en la que la Cámara de los Comunes aprobó por mayoría holgada (515 contra 29) el primer texto legislativo del “Marco de Windsor” que intenta suavizar los efectos del Brexit.
El cual establece que Irlanda del Norte acepta la jurisprudencia de la Unión Europea para seguir estando en el mercado único. Así se evita la frontera dura en la isla de Irlanda.
Pero a la vez pone un “freno” a futuras legislaciones comunitarias que pueda invocar el Parlamento de Irlanda del Norte. El número de tories rebeldes que votaron en contra fue menor del esperado (22 diputados en un grupo de 355, aunque otros 48 conservadores se abstuvieron o ausentaron).
Johnson y Truss estaban entre esos 22 partidarios del Brexit más duro aunque ponga en peligro el acuerdo de paz de Viernes Santo de 1998 en Irlanda del Norte.
Para los ex primeros ministros británicos del partido gobernante, Boris Johnson y Liz Truss, el nuevo acuerdo para Irlanda del Norte que pactó el Gobierno de Rishi Sunak con la Unión Europea es “inaceptable”, “no resuelve los temas pendientes” y “viola” la soberanía del Reino Unido.
Por qué es importante
Johnson y Truss fueron forzados a dimitir por su propio partido.
En el caso de Johnson por el escándalo de acoso sexual de un alto cargo, que se añadió al de las fiestas y otros eventos en Downing Street que se saltaron las reglas del confinamiento durante la pandemia.
Truss apenas duró unas semanas en el cargo después de insistir en que bajaría los impuestos y la reacción de pánico de los mercados obligó al Banco de Inglaterra a intervenir para salvar los fondos de pensiones.
Johnson y Truss batieron récords de impopularidad.
Su mal desempeño contribuyó a que el Partido Laborista tenga una ventaja en las encuestas sobre las elecciones generales que ronda los 20 puntos desde hace meses.
Pero eso no les desanimó a capitanear grupos de descontentos tories contra Sunak.
Lo que estamos viendo: Truss más discreta
Truss ha sido más discreta que Johnson. Tras sólo 49 días en el puesto de primera ministra, estuvo ausente unas semanas del Parlamento, viajó por Estados Unidos y evitó dar entrevistas.
Pero en febrero escribió un artículo de 4.000 palabras en el diario conservador Sunday Telegraph defendiendo su fallido plan de bajada de impuestos y dio una entrevista al semanario The Spectator. Desde entonces, ha movilizado a tories críticos con Sunak y su presupuesto.
Su voto en el caso de Irlanda del Norte es especialmente sorprendente ya que Truss estaba en contra del Brexit en el referéndum y no era hasta ahora partidaria de una ruptura total con la UE.
Boris Johnson de frente
Para nadie es un secreto que Johnson, coquetea con la idea de volver a presentarse si las elecciones locales de mayo confirman la debacle de los conservadores.
Sunak, que fue ministro de Economía con Johnson y precipitó su caída al dimitir como protesta, prometió que traería “integridad y rendición de cuentas” al cargo. Su intención era pasar página al escándalo de las fiestas en pandemia.
Pero Johnson sigue acaparando portadas, sobre todo ahora que está en plena lucha pública para rehabilitar su imagen y evitar una sanción de la Cámara de los Comunes que le puede costar el escaño.
Este miércoles testificó ante la comisión que investiga si mintió al Parlamento. Ante la cual aseguró que no había mentido sobre la “partygate”.
De que se le crea o no dependerá que siga o se tranquilice en su enfrentamiento con Sunak
En Conclusión
Según Katy Balls, la editora política de The Spectator,aunque ambos primeros ministros persiguen a Sunak, lo hacen de diferentes maneras.
"Johnson es un príncipe en el exilio. No es un secreto que cree que su tiempo en Downing Street fue interrumpido de manera cruel.Truss, entretanto, no parece que quiera volver a Downing Street. Pero supone un problema para Sunak porque sus ideas –impuestos bajos, crecimiento económico– todavía tienen acogida en una parte significativa del partido”.
Fuente: Agencias