Serán las primeras elecciones generales decembrinas desde 1923. Se elegirán 650 diputados para el Parlamento, además del nuevo primer ministro. Aunque no existe la elección directa del premier, el partido con más escaños en Westminster formará gobierno y el segundo será oposición. La prioridad del nuevo Parlamento será resolver la crisis del Brexit.
El Político
Cumpliendo con la tradición, las elecciones se realizarán un jueves laboral y escolar. Las urnas estarán abiertas desde las 7:00 a.m. hasta las 10:00 p.m. Una vez cerrada la jornada empezará el conteo en todo el país, el cual se extenderá hasta las primeras horas del viernes.

El fuerte frío y las vacaciones son dos aspectos que inciden en estas elecciones,porque durante el invierno los días son cortos, oscuros y helados en Reino Unido. Si además llueve, la participación será baja. Son las segundas elecciones generales en menos de tres años. La pasada, en junio de 2017, también se convocó para dar más autoridad a la entonces primera ministra Theresa May, que negociaba los términos del divorcio con Europa.
El profesor Patrick Dunleavy, del Departamento de Gobierno del London School of Economics (LSE), explicó que el reto para Boris Johnson será conseguir la mayoría en el Parlamento que empezaron a perder los gobiernos conservadores desde las elecciones de 2017 para que su acuerdo Brexit sea aprobado.

El gran debutante de estas elecciones es el recién creado Partido Brexit, liderado por el eurodiputado y al mismo tiempo euroescéptico Nigel Farage, cuya colectividad fue la protagonista de las elecciones europeas de mayo. Sin embargo, tradicionalmente, los partidos que representan ideas tan radicales no triunfan en las elecciones generales. El propio Farage ha intentado en 20 años conseguir una silla en Westminster, pero no lo ha logrado.
La historia británica hecha sistema
El sistema político del país es parlamentarismo con una monarquía. Lo que significa que la jefe del Estado es la Reina Isabel II, pero quien tiene el poder de tomar decisiones es el gobierno que forma el partido con más sillas ganadas en la Cámara de los Comunes.
El Reino Unido, que es una unión de cuatro países: Inglaterra, Gales, Escocia e Irlanda del Norte, está dividido en 650 ‘constituencies’ o distritos electorales, es decir, cada distrito electoral elige un diputado.

Hay distritos que históricamente han votado por el mismo partido en todas las elecciones desde hace décadas, estos son "safe seats" o sillas en Westminster que los partidos siempre creen que van a ganar.
Entonces las elecciones parlamentarias se deciden en los pocos distritos donde no hay mayorías que tradicionalmente se le atribuyen a algún partido. Generalmente son ciudades pequeñas en el centro de Inglaterra.

Se determina el resultado final en Westminster silla por silla. No hay un voto nacional ni regional. Cada distrito electoral elige su diputado y son los parlamentarios en la Cámara de los Comunes que forman un gobierno y una oposición.
Para esta contienda se presentaron 3.322 candidatos. Los tres partidos tradicionalmente más grandes y que lanzan candidatos en todo el país son el Conservador, el Laborista y el Liberal Demócrata. El Partido Brexit también ha lanzado candidatos a nivel nacional.
Además de estos partidos, Escocia y Gales tienen sus propios candidatos que representan los partidos nacionalistas. El Partido Nacional de Escocia (SNP) y el partido galés (Plaid Cymru). En el caso de Irlanda del Norte, por el conflicto histórico, hay partidos que representan a los Nacionalistas y a los Unionistas.
Será una elección en la que pueden votar ciudadanos británicos mayores de 18 años y por historia, ciudadanos de países del Commonwealth, la organización de países que fue parte del Imperio Británico, residentes en el Reino Unido.
El Partido Laborista planteó en el Parlamento, hace algunas semanas, que se permitiera votar a ciudadanos europeos residentes en el país y se ampliará la edad de votación desde los 16 años, pero las dos propuestas fueron rechazadas.
Un país dividido electoralmente
El mapa electoral del país, podría decirse, está dividido por partidos. Es decir que una zona conservadora difícilmente votará por un candidato laborista. Aunque con la incertidumbre y la crisis que ha generado el Brexit, no hay certezas.
La profesora Sara Hagemann, también de LSE, asegura que el debate sobre el Brexit dominará los resultados de Londres. No resultará una sorpresa. En 2016, en el referendo, la capital votó un 59,9 por ciento, equivalente a un poco más de 2 millones de personas, para permanecer en la Unión Europea. Londres es conocida por ser una metrópoli multicultural donde se ve una mezcla enorme de razas e idiomas pero que no necesariamente representa la opinión generalizada del país.
En el resto de Inglaterra y en Gales, ganó la opción de salir, mientras que, en Escocia e Irlanda del Norte, triunfó seguir en la UE.

El profesor Dunleavy resaltó que en las zonas a favor del Brexit los votantes muy probablemente apoyarán las propuestas del Partido Conservador, pero la gran incertidumbre son las regiones laboristas también a favor del divorcio con Europa.
"El partido Brexit más o menos se ha retirado de la disputa de sus escaños con los conservadores. Los conservadores están siendo realineados efectivamente por Boris Johnson como un partido pro-Brexit de una manera mucho más fuerte que antes", señaló.
"Geet brexit done"
Las encuestas más recientes prevén ganador al Partido Conservador cuya principal promesa de campaña ha sido el "get Brexit done", concretar el Brexit para el 31 de enero de 2020 o antes.
La profesora Hagemann recuerda sobre el acuerdo de Jonhson que "el 92 por ciento de ese es en realidad el de Theresa May. Él ha hecho algunos cambios y lo presenta como su acuerdo, pero gran parte de esto, fue
Si Johnson gana la mayoría absoluta, el país saldrá de la UE el próximo 31 de enero y el líder tory quiere que el acuerdo final con Europa esté listo antes de finales de diciembre de 2020, lo cual el funcionariado ve muy difícil.
Si Johnson no alcanza la mayoría absoluta (326 diputados), las puertas del Número 10 se abren ante Corbyn, que las cruzaría con el apoyo de los separatistas escoceses del SNP, que exigen un nuevo referéndum de independencia el año que viene, y de los europeístas del Partido Liberal Demócrata.
Ninguna encuesta da ganador a los laboristas. Lo que realmente se mide este jueves es si tendrán mayoría absoluta o no. Una victoria de Boris sin mayoría lo desalojaría del Número 10, porque ningún partido quieren pactar con los tories, incluidos los unionistas irlandeses del DUP, que sostuvieron a Theresa May pero rechazan el acuerdo de Johnson con la UE.
Las encuestas dan una ventaja media a los tories de diez puntos, lo que se traduciría en una mayoría absoluta con unos 40 escaños de ventaja.
El problema conservador es que la encuesta más ambiciosa y cara del país, una proyeccción de YouGov basada en cien mil entrevistas y que analiza al detalle cada circunscripción, ha bajado la ventaja tory de diez a nueve puntos. Se reabre así la hipótesis de que no obtengan mayoría absoluta y se llegue a lo que la jerga política inglesa llama «un Parlamento ahorcado».
Según este estudio, los conservadores obtendrían 339 escaños (43%), frente a los 317 de May en 2017. Los laboristas sumarían 231 (34%), cayendo de sus 262 previos. Los liberales ganarían dos y se irían a 15 y los nacionalistas escoceses crecerían, pasando de 35 a 41. El Brexit Party del pinturero xenófobo Nigel Farage se quedaría fuera de los Comunes.
En el improbable caso de que Corbyn se convierta en primer ministro, propone negociar un acuerdo nuevo con la UE y plantear a continuación otro referéndum sobre Europa.
El "sueño" británico
Los laboristas prometen un espectacular -para muchos enloquecido- programa de gasto público, con 83.000 millones de libras más al año. Su plan económico incluye también nacionalizar el ferrocarril, la luz, el gas y la banda ancha y subir los impuestos a quienes ganen más de 80.000 libras anuales y a las empresas. Curiosamente, la mayoría del público británico apoya esas renacionalizaciones.
Periodista de oficio, de 55 años, la fortaleza principal de JOnson radica en que el público británico lo ve como una figura familiar en la que se reconoce, a pesar de que es un ejemplo prototípico de las cuadras del establishment (colegio de Eton y luego Oxford).
Es un orador ocurrente, que siempre arranca una sonrisa al público. Tiene un punto excéntrico y los ingleses adoran ese tipo de perfiles (esta mañana, por ejemplo, inició el día repartiendo leche por las puertas de una ciudad del Norte). Otra virtud política, al menos para él, es su obsesivo afán de poder. Lleva toda su vida adulta trabajando para dormir algún día en el Número 10.
Sus debilidades, segun sus opositores, son su capacidad de decir mentiras o cambiar de criterios, y su estilo de gestióndesordenado y anárquico, sin atender a los detalles.
Wikipedia dice que no se sabe con certeza cuántos hijos tiene, debido a su florida vida extramatrimonial. Johnson fue sancionado en su día por mentir al público sobre su relación adúltera con una periodista. Pero Johnson es el tipo de personaje al que un inglés se llevaría a su pub, algo que no ocurre con Corbyn, que de entrada es abstemio.
Jeremy Corbyn, el perfil opuesto
Apparatchik laborista de 70 años, lleva 36 años viviendo de su escaño del Norte de Londres y no acudió a la universidad. Su fortaleza estriba en su lealtad perpetua e inamovible a sus ideas socialistas de vieja escuela, algo que parte del público ve como un síntoma de honestidad. Su debilidad es que no da el perfil de estadista, porque sus posiciones pacifistas hacen que reniegue del programa de defensa nuclear británico y se muestra displicente en temas de seguridad.
Visceralmente antiatlantista, ve a la OTAN y a la UE como clubes «imperialistas» y se siente más cerca de las dictaduras de Venezuela o Irán. Corbyn ha sufrido varias revueltas internas en su partido y en 2016 perdió por goleada una moción de confianza entre sus diputados (pero en una nuevas primarias las bases radicalizadas volvieron a elegirlo por amplia mayoría). Es un socialista de vieja guardia, que propone el programa más a la izquierda que se ha visto en el Reino Unido desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.
El partido laborista está quebrado internamente y este miércoles 15 exdiputados de la formación han pedido que no se le vote, por «antisemita» -es amigo de Hamas- y «extremista».
El Partido Conservador quiere el brexit
«Get Brexit done», hagamos de una vez el Brexit. Boris lo repite una docena de veces al día, consciente del hartazgo de parte de la población tras tres años y medio dando vueltas a la noria europea. Además los tories han aflojado las exigencias de consolidación fiscal que impuso Cameron tras la crisis financiera y proponen gastar más para fortalecer el NHS y mejorar algunas infraestructuras. Pero su mayor argumento es el propio líder laborista: «Corbyn tiene un programa de extrema izquierda, que es el más antiempresas y antiemprendedores que este país ha visto jamás.
Es la garantía de crisis económica. Si ganase, tendríamos crisis antes de Navidad», ha asegurado Johnson este miércoles.
¿Cuál es la idea fuerza del Partido Laborista?
«Acabemos con la austeridad tory». Un plan nunca visto de elevación del gasto público para extender «derechos sociales». Además proponen otro referéndum sobre el Brexit, en el que Corbyn, que es antieuropeísta, pues ve la UE como un club de mercaderes capitalistas, se mantendría neutral.
«Es hora de subir el sueldo a 12 millones de personas, de bajar sus facturas y dar cuidados gratuitos para los niños. Un Gobierno laborista estará de vuestro lado y salvará el NHS [sanidad pública]», ha resumido Corbyn esta mañana de miércoles en un mitin a primerísima hora en Glasgow.
El llamado «Muro Rojo» podría decidir
Se trata de las circunscripciones marginales en las que el Partido Laborista es hegemónico desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, sitas en el Noreste, Gales, las Midlands y el Norte de Inglaterra. Son poblaciones de memoria socialista, muchas de larga tradición de lucha sindical minera, donde resulta muy difícil creer que voten ahora al partido de Margaret Thatcher. Pero el Brexit lo ha cambiado todo. En muchas de esas zonas depauperadas y olvidadas, resentidas frente al brillo de Londres, ha cuajado el sentimiento brexitero, que opera como un reflejo nacionalista, una patada contra un sistema que sienten que los castiga y un refugio frente a las incertidumbres de la globalización. Hay 50 circunscripciones marginales laboristas que este jueves pueden decidir si hay mayoría absoluta tory o no, por eso Johnson lleva 72 horas recorriéndolas con su «bus de batalla». ¿Puede lograr el vuelco? Tal vez, porque 39 de esas 50 demarcaciones votaron Leave en 2016, y en 16 de ellas el voto antieuropeo superó el 60%. Para muchas de esas familias de memoria proletaria Corbyn resulta poco fiable en temas de defensa, es demasiado izquierda caviar londinense y, en general, lo encuentran «poco patriótico».
El separatismo escocés
El SNP será el arbitro de la gobernabilidad si Boris no logra mayoría absoluta. Pero su precio ya está encima de la mesa: un segundo referéndum de independencia en la segunda mitad del año que viene, a pesar de que cuando presentaron el de 2014 los nacionalistas dijeron que zanjaba el debate «para una generación».
Johnson ha dejado claro que no les concederá otra consulta. Corbyn dice que no.
Mientras tanto, la Reina Isabel II espera y prepara su despedida, el año entrante las reuniones con Carlos deInglaterra podrían ser el pan de cada día y le corresponderá, de ganar Johnson firma de Gran Bretaña de la Unión Europea,
Con información de France Presse y ABC
¿Quién ha perdido ya las elecciones?
La verdad: solo el 26% de los británicos dicen creer lo que les han contado los partidos en esta campaña. En realidad se elige entre lo malo y lo peor. Corbyn es el líder de la oposición con peor valoración de la historia y Johnson el primer ministro al que más público considera un mentiroso.
¿Cómo está la economía?
El cacareado crack del Brexit no se ha producido, en parte porque el país realmente todavía está en la UE. Pero la incertidumbre se paga. En el tercer trimestre no ha habido crecimiento, la cifra fue 0%, y el crecimiento interanual es del 0,7%, la peor tasa desde marzo de 2012, cuando el país todavía luchaba contra la crisis financiera. Pero el dato de paro es bajísimo (3,8%). El mercado inmobiliario de Londres se ha frenado y en el tercer trimestre la producción industrial cayó un 0,7%, aunque los servicios subieron un 0,2%. La libra ha venido apreciándose en campaña, anticipando la victoria tory y el alejamiento de la amenaza del programa extremista de Corbyn, que horroriza a los mercados.
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