En algunas de las rocas de la paradisíaca isla de Mauricio, hogar de la república del mismo nombre, pueden encontrarse unos pequeños fragmentos de mineral que tienen hasta unos 3.000 millones años de antigüedad.
Esto no tendría por qué ser llamativo, si no fuera porque la joven isla, de origen volcánico, apenas tiene una edad de entre siete y diez millones de años. Entonces, ¿de dónde han venido esos pedazos de rocas tan extraordinariamente antiguos?
Su origen está en un "continente perdido" situado bajo la isla y llamado "Mauritia", tal como han explicado los investigadores, de la Universidad Witwatersrand (Sudáfrica), en un comunicado. Sus conclusiones fueron publicadas en la revista Nature Communications, y según ellas estos fragmentos son la prueba de la presencia de una antigua placa continental bajo la isla.
"No se descubre un nuevo pedazo de continente todos los días", señaló a ABC Lewis Ashwal, primer autor del estudio. Cree que los pequeños rastros del continente perdido que han hallado facilitarán entender mejor el pasado geológico del planeta: "Nuestro descubrimiento de este fragmento continental bajo un volcán mucho más joven en el Océano Índico nos permite entender mucho mejor los procesos a través de los cuales las entidades continentales, como Gondwana, se rompen a causa de la tectónica de placas. Además, nuestro trabajo muestra que la ruptura continental puede ser muy compleja y bastante embarullada".
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