La representante por Wyoming Liz Cheney, la mayor adversaria de Donald Trump entre los congresistas republicanos, fue derrotada el martes en unas primarias del partido por una aspirante apoyada por el expresidente. El resultado reforzó el control de Trump sobre las bases del partido.
El Político
La congresista, que estaba en su tercer periodo en el Congreso, y sus aliados encararon la jornada con pesimismo, conscientes de que el apoyo de Trump había dado un impulso considerable a Harriet Hageman en el estado donde el exmandatario ganó por un margen más amplio en 2020.
Cheney ya pensaba en su futuro político más allá del Capitolio y podría barajar una candidatura presidencial en 2024, lo que la colocaría de nuevo enfrentada a Trump, reportó Univision.
Liz Cheney prometió más trabajo
“Esta elección primaria ha terminado, pero ahora comienza el verdadero trabajo”, dijo a sus partidarios en su discurso de concesión.
“He dicho desde el 6 de enero que haré lo que sea necesario para garantizar que Donald Trump nunca más esté cerca de la Oficina Oval, y lo digo en serio”, señaló.
Cheney ya se preparaba para una derrota contra Harriet Hageman. Sin embargo, prometió seguir siendo una presencia activa en la política nacional mientras contempla una candidatura presidencial de 2024.
“Hoy, sin importar cuál sea el resultado, es sin duda el comienzo de una batalla que continuará”, dijo Cheney después de emitir su voto el martes, junto a su padre.
“Nos enfrentamos a un momento en el que nuestra democracia realmente está bajo ataque y amenaza. Y aquellos de nosotros en general, republicanos, demócratas e independientes que creemos profundamente en la libertad y que nos preocupamos por la Constitución y el futuro del país, tenemos la obligación de poner eso por encima del partido".
Pésimos resultados
Los resultados, y el margen de unos 30 puntos, eran un claro recordatorio del rápido giro a la derecha en el partido. Antes dominado por conservadores centrados en la seguridad nacional y en dar facilidades para empresas, el partido pertenece ahora a Trump, impulsado por su atractivo populista y, sobre todo, su negación de la derrota en las elecciones de 2020.
Esas mentiras, rechazadas con rotundidad por funcionarios electorales federales y estatales, así como el propio secretario de Justicia de Trump y jueces nombrados por él, hizo que Cheney pasara de ser una crítica ocasional del expresidente a la voz más clara en el partido que alertaba de que el exmandatario supone una amenaza para las normas democráticas.
Ella es la republicana de mayor rango en el comité de la Cámara de Representantes que investiga la insurrección del 6 de enero de 2021 en el Capitolio de Estados Unidos, protagonizada por una turba de seguidores de Trump. Cheney hizo referencia al ataque cuando habló de su futuro político.
Ganadora en Alaska
Pero la senadora Lisa Murkowski, otra republicana que ha desafiado al expresidente, superó un obstáculo en Alaska. Estaba lista para enfrentarse a la retadora respaldada por Trump, Kelly Tshibaka, en las elecciones al Congreso del 8 de noviembre, mientras los dos candidatos avanzaban en las primarias no partidistas de ese estado.
Con el 72% de los votos esperados contados, Murkowski lideró por poco con el 42,7% de los votos, seguido de Tshibaka con el 41,4% y la demócrata Patricia Chesbro con el 6,2%, según Edison. El formato primario no partidista en ese estado elimina a todos menos a los cuatro primeros en obtener votos.
Murkowski, un moderado que es una de las voces más independientes del Senado, ocupa el escaño desde 2003.