El ex Presidente mantuvo el cargo mientras que la vida de Lewinsky quedaba a la deriva durante casi dos décadas.
El Político
“La gente ha estado acaparando y contando mi parte en esta historia durante décadas. De hecho, hasta estos últimos años no he podido recuperar por completo mi narrativa; casi 20 años después”, escribe Monica Lewinsky a Vanity Fair explicando por qué se ha decidido finalmente a coproducir Impeachment.
La tercera temporada de American Crime Story, la serie documental que dirige Ryan Murphy para FX, en esta ocasión abordará el escándalo en el que se vio envuelta Lewinsky en 1998. A sus 22 años, la que fuera becaria de la Casa Blanca -que en la ficción será interpretada por Beanie Feldstein-, fue víctima de acoso mediático y escarnio público tras darse a conocer los detalles de sus encuentros sexuales con Bill Clinton (entonces 51 años).
Grabada sin su consentimiento
Esta información, grabada en conversaciones telefónicas sin su consentimiento por Linda Tripp, ex compañera de trabajo en la Casa Blanca y aliada del fiscal Kenneth Starr, quien lideraba la comisión independiente que pretendía destituir al presidente; fue usada contra Clinton.
Lo que entonces se aireara sin escrúpulos en programas e informativos copando incontables horas de la televisión estadounidense y de la prensa mundial, objeto de burla y protagonista de numerosos sketches -incluyendo el vestido azul, la boina o el puro-, contará por fin con una versión diferente que llegará al gran público vía streaming y con dimensión global . “Cuando hablamos de producción, hablamos de decisión, de dinero y de poder, por eso es importante que Monica Lewinsky produzca su historia”, cuenta a SModa María Castejón Leorza, historiadora, profesora y escritora experta en representaciones de género en el audiovisual.
Ciberacoso machista
Lewinsky, cuya historia también fue revelada y alimentada a través de internet, se considera a sí misma la “paciente cero” en ciberacoso -al que en este caso convendría añadir el apellido ‘machista’ por su indiscutible componente de género-. Y ha hecho de la lucha anti bullying su causa y su trabajo. “Monica la Gorda Zorra Acosadora ‘Esa Mujer’ Lewinsky”. Así se bautizaba a sí misma en el marco de la campaña #DefyTheName (Desafía el nombre) que impulsó en redes sociales, apropiándose de los insultos que se han usado durante años para atacarla, en los que el denominador común son los ataques contra su físico y su condición de mujer liberada sexualmente.
Históricamente silenciada
“Estoy muy agradecida por el crecimiento que hemos hecho como sociedad, que permite que personas como yo, históricamente silenciadas, finalmente introduzcamos nuestra voz en la conversación. Este no es solo un problema que haya tenido yo. Las personas poderosas, a menudo hombres, se aprovechan de sus subordinados de innumerables maneras todo el tiempo”, reflexiona ahora al conocerse su papel como productora.
Una historia contada por hombres
Su historia ha sido contada por hombres -hasta su propia biografía autorizada, Monica’s Story, publicada en 1999 y narrada por Andrew Morton-. Así lo recordaba en 2018 cuando exponía en otro artículo de la edición estadounidense de Vanity Fair qué la había llevado a participar (con una entrevista de más de 20 horas) en el documental The Clinton Affair, dirigido por Blair Foster.
“Ella [la directora] me señaló durante una de las grabaciones que casi todos los libros escritos sobre el juicio político de Clinton fueron escritos por hombres. La historia está literalmente escrita por hombres. Por el contrario, la docuserie no solo incluye más voces de mujeres, sino que encarna la mirada de una mujer: dos de las tres editoras principales y cuatro de las cinco productoras ejecutivos son mujeres”, explicaba. “Puede que no me guste todo lo que se ha incluido en la serie o que se ha dejado de lado, pero me gusta que las mujeres formen la perspectiva”.
La mirada femenina
Misma premisa que ha abrazado en 2019 para Impeachment con la intención de combatir la male gaze -término que acuñó por primera vez Laura Mulvey en los 70 para señalar la predominancia de la mirada masculina en la creación visual-. Más que de mirada femenina, la experta María Castejón prefiere hablar de “punto de vista”. “Es muy importante cambiarlo en este caso.
"El era el casado, infiel y poderoso"
El relato de Clinton fue una prueba brutal de cómo culpamos a las mujeres, cuando el que era infiel a su señora era él y su situación era de poder sobre Lewinsky -él era su jefe y ella mucho más joven-“. Además fue él quien mintió sosteniendo que entre ambos no había habido ninguna relación sexual, incitando a Monica a firmar estas declaraciones en mitad del proceso judicial en el que Paula Jones lo acusaba de acoso sexual, que después se volverían en su contra al demostrarse lo contrario con la mancha de semen del vestido de Lewinsky.