Los espías rusos han encontrado ventajas en Latinoamérica y en especial en Brasil donde pueden hacerse de un documento legal sin mayores dificultades. Al obtener un pasaporte que no levanta sospechas y presentar cierta solvencia económica, logran instalarse en naciones a las que Rusia quiere espiar. Pueden mimetizarse sin dificultad y por eso han proliferado.
El Político
Los casos más recientes son los de Víctor Ferreira, José Assis y Daniel Campos, nombres absolutamente comunes en Brasil que no mueven a suspicacia. Sin embargo, actualmente se les investiga como parte de un entramado de espionaje internacional que involucra a policías y servicios de inteligencia de diferentes países, pero que tiene como bastión fundamental a Brasil.
El gobierno de Vladimir Putin, según revelan las investigaciones difundidas por los medios, puso en marcha estrategias de seguridad y espionaje que toman como base a América Latina. De esa forma hay espías rusos desplegados por el continente. Puede ser parte de una política de intervención y a la vez de una táctica de camuflaje para los agentes de espionaje de Moscú.
Según el análisis policial, la fachada que presenta una falsa identidad brasileña y una vida paralela en ese país de Suramérica hacen prácticamente "invisibles" a los espías rusos. Así se pueden desplazar por el mundo, sin despertar la desconfianza de los servicios de inteligencia de Europa o Estados Unidos.
Cómo Brasil se volvió un "semillero" de espías rusos https://t.co/D8QRVITrsH
— BBC News Mundo (@bbcmundo) May 29, 2023
Los "topos" no levantan sospechas
La modalidad elegida por Putin no recurre a espías rusos tradicionales sino a los conocidos como "topos". Sus vidas, en apariencia, son comunes. Se presentan como profesionales de nivel medio, ni pobres ni ricos, con empleos bien remunerados e incluso una vida familiar de la cual hacen gala.
Los "topos" son considerados agentes "dormidos" hasta el momento en que Rusia decide que "salgan a la superficie" y cumplan un objetivo. Allí es cuando entran de lleno en sus tareas de espionaje.
Se han dado casos de novias que quedaron plantadas cuando el "enamorado" brasileño desapareció de forma repentina. Y es que se trataba de un "topo" que tuvo que ir a espiar a Europa usando su pasaporte suramericano para no levantar sospechas.
Las facilidades que ofrecen los países latinoamericanos para obtener pasaportes es evidente, según El País, y esa es la causa por la cual esa zona del mundo se convirtió en un "criadero de topos".
Con pasaporte argentino
Las denuncias sobre espías rusos son comunes desde el siglo pasado. Sin embargo, este nuevo escándalo es de data reciente. La primera señal de alarma se produjo el 5 de diciembre de 2022 en Eslovenia. Ese día, tropas de élite de la Policía eslovena irrumpieron en unas oficinas y una vivienda familiar en Ljubljana, la capital del país.
En medio de ese procedimiento poco usual detuvieron a una pareja de supuestos ciudadanos argentinos. Al menos eso decían sus pasaportes. Sin embargo, había suficientes indicios para acusarlos de ser espías rusos y de trabajar para Moscú.
En esa ocasión, el hombre dijo llamarse Ludwig Gisch, nacido en Namibia, que se radicó en la Argentina y obtuvo la ciudadanía. La mujer dijo llamarse María Rosa Mayer Muños, oriunda de Grecia y ciudadana argentina por elección.
Afirmaron que emigraron a Eslovenia, con sus dos hijos menores de edad, tras hartarse de la inseguridad en Buenos Aires. Él montó una pequeña empresa de informática y ella una galería de arte. Los dos viajaban, con una frecuencia poco usual, por Europa y a Argentina. Se sospecha que en cada viaje llevaban mensajes y dinero a otros topos listos para salir a flote a cumplir sus misiones.
Vidas paralelas en Brasil
Por esa misma época fue detectada en Atenas la fotógrafa María Tsallas. La supuesta griega era en realidad la rusa Irina Smireva. Desapareció cuando las autoridades le pisaban los talones. Era parte de una trama digna de una telenovela, como verán a continuación.
En simultáneo, desapareció en Malasia el ciudadano brasilero Gerhard Daniel Campos Wittich. La denuncia de la desaparición la formuló la novia del hombre, una brasilera que lo esperaba como Penélope.
Para su infortunio, Gerhard no era brasilero y no pensaba volver a ese país. En realidad era un espía ruso que estaba casado con la supuesta fotógrafa griega. Los dos desaparecieron al mismo tiempo.
La novia brasilera no fue más que una fachada para el sujeto que necesitaba aparentar una vida normal y mantenerse fuera del ojo de las autoridades.
Pero había un precedente de estas irregularidades. En octubre de 2022, el Gobierno noruego detuvo a otro supuesto brasileño que trabajaba como académico en la Universidad de Tromsø, José Assis Giammaria, cuya identidad real sería Mikhail Mikushin y tendría el rango de coronel.
¡Uno en La Haya!
El caso tal vez más impactante ocurrió cuando las autoridades de los Países Bajos arrestaron en La Haya a otro presunto brasileño, Viktor Muller Ferreira. El hombre intentaba infiltrarse como pasante en la Corte Penal Internacional. Su intención era ingresar, nada menos, que al tribunal que investiga los crímenes de guerra cometidos por Rusia en Ucrania. Su verdadera identidad sería Sergej Vladimirovich Cherkasov, un espía ruso.
Uruguay en 2022
Como es lógico considerar, estos cambios de nacionalidad y todo lo que implican requieren de un mínimo nivel de complicidad o, al menos de omisión, de cada Estado.
La sanción ejemplarizante se produjo en Uruguay, donde arrestaron al jefe del equipo de seguridad del presidente Luis Lacalle Pou en septiembre de 2022. Lo acusaron de integrar una banda que emitía certificados de nacimiento apócrifos a niños rusos en los que constaba que los padres eran uruguayos.
De esa forma se facilitaba a ciudadanos rusos la obtención de pasaportes y documentos de identidad uruguayos.
Partos de rusas en Buenos Aires
Todo un revuelo se armó en Argentina desde finales de 2022 e inicios de 2023 al conocerse que más de 10000 rusas viajaron a Buenos Aires a parir durante el último año. El gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner no dio mayores explicaciones.
Los que saben de espías rusos y "topos" señalan que, por ley, toda persona nacida en la Argentina tiene la ciudadanía. Eso, a su vez, facilita los trámites posteriores de la madre y el padre para acceder a la ciudadanía.
A juicio de los analistas se trata de vidas aparentemente normales. Pero tras ellas se oculta una estrategia de movimientos de inteligencia y un aspecto más del intento de penetración de Putin en América Latina y no precisamente con fines comerciales.
Fuente: BBC