Todo, o casi todo, vale cuando se trata de política en Brasil a juzgar por las alianzas contra toda lógica pactadas ante las elecciones municipales y en las que, paradójicamente, el Partido de los Trabajadores es el principal socio de la formación del presidente Michel Temer, su mayor enemigo.
El Partido de los Trabajadores (PT, izquierda) rompió su acuerdo con el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB, conservador) tras el proceso impulsado por Temer contra Dilma Rousseff que terminó con la destitución de la presidenta a finales de agosto.
Una ruptura que parece papel mojado a juzgar por los pactos que han tejido ambos partidos para presentarse a las elecciones municipales del próximo día 2.
Unos 144 millones de brasileños están convocados a las urnas el próximo domingo para elegir entre más de 475.0000 candidatos a alcaldes y concejales en 5.568 ciudades del país.
El PT participa en un tercio de las alianzas del PMDB y apoya a unos 650 de sus candidatos, lo que le convierte en el partido con mayor número de acuerdos con la fuerza de Temer, aunque en las ciudades más importantes sí se ha negado a ir de la mano con candidatos de su nuevo antagonista.
La destitución de Rousseff terminó con trece años de gobiernos del PT, que vive sus horas más bajas y llega a estas elecciones con un acusado desgaste alimentado por los escándalos de corrupción que salpican incluso a su líder, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, y en una clara posición de desventaja confirmada por las encuestas.
El PT, debilitado, postula a la mitad de candidatos con respecto a las últimas elecciones municipales y podría perder todas las capitales que gobierna ahora -incluida Sao Paulo, la mayor ciudad del país- y quedarse únicamente con Río Branco, una pequeña capital en la Amazonía.
El PMDB, por el contrario, no sólo es el partido con mayor peso político de Brasil sino que llega a las municipales reforzado por el ascenso de Temer a la Presidencia del país y presenta el mayor número de candidatos y de alianzas.
Además del PT, en la sopa de letras de aliados del partido del nuevo Gobierno figuran el Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB), el Social Democrático (PSD), el Progresista (PP) y el Democrático Laborista (PDT).
En los comicios participa una lista de 35 partidos, que van desde fuerzas de derecha como el Demócratas (DEM), partidos conservadores cristianos como el Partido Social Cristiano (PSC) y el Republicano Brasileño (PRB) hasta la izquierda extraparlamentaria como los partidos de la Causa Operaria (PCO), Socialista de los Trabajadores Unificado (PSTU) y Comunista Brasileño (PCB).
En conjunto, el puzzle electoral para la convocatoria municipal incluye más de 13.000 alianzas entre las distintas fuerzas, aunque ninguna alcanza la dimensión de la gran coalición que se presenta en la ciudad de Gobernador Valadares, en el estado de Minas Gerais, donde nada menos que 24 partidos acuden juntos a las elecciones.
Estas alianzas, que con frecuencia convierten en socios a partidos antagónicos ideológicamente, permiten que cientos de candidatos se presenten a la cita con los electores sin un programa político, como es el caso del favorito a la alcaldía de Río de Janeiro, Marcelo Crivella, del PRB.
La falta de propuestas sobre los temas que más preocupan a la sociedad, como la corrupción o la recesión económica, y la desconfianza del electorado en los políticos se traducirá, según las encuestas, en un aumento del voto nulo y blanco en las grandes ciudades.
En Río de Janeiro, por ejemplo, el último estudio de Ibope indica que el número de votos nulos o en blanco puede llegar al 19 %, nueve puntos por encima de los registrados en las municipales de hace cuatro años, mientras que en Sao Paulo la cifra puede llegar al 13 %, tres puntos más que en la última convocatoria.
Con información de EFE