El problema de los ciudadanos indocumentados sigue siendo un tema muy espinoso en Estados Unidos. Tanto demócratas como republicanos han tocado el punto con pinzas. Se trata de un asunto que afecta directamente al voto y hay que moverse con cuidado extremo, para no empantanarse o perder respaldos.
El Político
La administración Biden hizo un ofrecimiento en campaña sobre una reforma migratoria. Ha pasado un año y no se ha concretado. Las etapas de discusión en las cámaras no han dado los frutos esperados.
De entrada se alcanzó un triunfo moderado en la Cámara de Representantes. Por su parte en el Senado no se consiguió el respaldo esperado. Su propio partido no voto en su totalidad a favor de la reforma.
El tema sobre la reforma migratoria —al parecer— se quedó engavetado en el Senado. La Casa Blanca insiste en la necesidad de trabajar el tema por vías apegadas a la ley.
El enfoque sobre la reforma migratoria se centra en la necesidad de cambiar lo que se había establecido durante la administración anterior. Es decir, la política migratoria de "tolerancia cero" del expresidente Donald Trump.
Tiempos electorales
En noviembre habrá elecciones al Senado. Los demócratas trabajan intensamente para mantener el control de ambas cámaras en el Congreso. Así que el tema de las reformas migratorias se seguirá manejando con pinzas.
El no haber podido concretar las promesas de electorales le está pasando factura a Joe Biden. El índice de aprobación de su gestión en materia migratoria se redujo significativamente en un año. Bajo del 55% al 35%, según mediciones elaboradas por RealClearPolitics. Y esto es motivo de gran preocupación a lo interno de la Casa Blanca.
No ciudadanos
Si no se tienen los papeles en regla se es un indocumentado. Esto es así a nivel planetario. Pero al inicio del mandato de Biden se hizo un cambio de etiqueta. Ahora se les debe llamar "no ciudadanos", en vez de indocumentados. En realidad, no se sabe cuál calificativo es más vejatorio…
El problema de los ilegales, de los indocumentados, de los ahora "no ciudadanos" es que son considerados una posible amenaza para la seguridad pública y nacional en Estados Unidos.
A pesar de los nuevos calificativos, la administración de Joe Biden intenta cambiar la manera como son tratados los inmigrantes ilegales. Al menos en el trato.
Intentando poner orden
La nueva administración tenía que hacer limpieza sobre la mesa de trabajo, con el cambio del bastón de mando. Y las promesa electoral del ahora presidente en ejercicio deben ser cumplidas. Al menos, en la medida de lo posible.
En materia migratoria eso supone unos cuantos cambios. Ahora los extranjeros ilegales deben ser tratados de una manera humana y digna. Además, se debe recuperar el debido proceso, torpedeado por la administración Trump, por la vía de órdenes ejecutivas, sin la autorizaciones del Congreso.
Otros cambios pendientes son la eliminación del Programa Permanecer en México – MPP. También se estima devolver a los jueces de inmigración la discrecionalidad para cerrar casos de deportación de forma administrativa. Asimismo, eliminarle a los agentes fronterizos la potestad extraordinaria de poder deportar de manera acelerada.
Adicionalmente, se requiere establecer nuevas prioridades para las deportaciones. Pero sobre todo suspender permanentemente las redadas en lugares sensibles. Hablamos de hospitales, iglesias, escuelas, guarderías, centros médicos, parques infantiles, manifestaciones y mítines. Son lugares de gran afluencia para los ahora "no ciudadanos".
Por otra parte, El Departamento de Seguridad Nacional – DHS, ha fijado nuevos límites para las detenciones de "no ciudadanos" por parte de los tribunales de justicia. Antes, si un indocumentado se presentaba ante los tribunales para cualquier asunto distinto al tema migratorio era detenido. Allí se hacían redadas. Pero ahora fueron eliminadas.
Juego trancado
No obstante, las modificaciones en el sistema migratorio están a la vista. También las críticas por parte de los republicanos. En el Congreso el juego está trancado. Los republicanos insisten en mantener activa la política de "tolerancia cero". Incluso, es un lema de campaña.
Lilia Velásquez, abogada de inmigración y profesora adjunta de la facultad de leyes en la Universidad de California en San Diego, ha dicho sobre el tema de cambios en las políticas migratorias: “al presidente Biden le está costando mucho, porque la ciudadanía aspiraba a un cambio grande”.
Sin embargo, "Durante la administración Trump todo fue ataque a los inmigrantes en todos los campos. Pero ahora hay otro discurso".
"Había mucha esperanza de que el nuevo presidente trajera cambios y buenos beneficios. Pero el problema que tenemos en el Congreso es que no está cooperando".
Y concluye diciendo: "Joe Biden cumplió con la promesa de entregar una reforma migratoria al legislativo, pero no sucedió nada, no se logró. Envió el proyecto, pero el Congreso no hizo la tarea. El plan se fue a la basura".
En todo caso, el asunto de la reforma migratoria sigue siendo un tema espinoso, que puede inclinar la balanza en las votaciones de cualquier lado. Mientras, un muy importante grupo de "no ciudadanos" siguen en la amarga espera de un cambio más profundo que los favorezca. Amanecerá y veremos…