La primera caravana migrante del 2025 partió el 2 de enero desde Tapachula, Chiapas, en el sur de México, con aproximadamente 1,500 integrantes, la mayoría provenientes de Venezuela, así como de Guatemala, El Salvador, Perú y Ecuador.
Este grupo busca llegar a Estados Unidos antes de la toma de posesión del presidente electo Donald Trump el 20 de enero.
El director del Centro de Dignificación Humana (CDH), Luis Rey García Villagrán, expresó su preocupación por las políticas migratorias que Trump ha prometido implementar, incluyendo deportaciones masivas y restricciones al asilo.
Villagrán solicitó a la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, que permita el avance de los migrantes y destacó la necesidad de un acuerdo entre los gobiernos de México y Estados Unidos para establecer políticas humanitarias adecuadas.
A pesar de los intentos del Instituto Nacional de Migración (INM) para detener la salida de la caravana, los migrantes continuaron su camino. Las caravanas han generado tensiones políticas desde noviembre, cuando Sheinbaum afirmó que estos grupos "ya no llegan" a la frontera con Estados Unidos.
Además, Trump ha amenazado con imponer aranceles del 25% a productos mexicanos si no se controla lo que él denomina "invasión" de migrantes y drogas.
En respuesta a la situación migratoria, Sheinbaum propuso una reunión entre cancilleres latinoamericanos para abordar los desafíos migratorios en el contexto del nuevo gobierno estadounidense. La presidenta ha enfatizado la importancia de cooperar con otros países para tratar las causas subyacentes de la migración.