La política brasileña ya tiene su propio Trump, de hecho, pocos políticos celebraron la victoria del magnate estadounidense tan rápidamente como el capitán Jair Bolsonaro, un exmilitar de 61 años, en la actualidad diputado por Río de Janeiro.
Aquella noche tuiteó: “Enhorabuena al pueblo de Estados Unidos. Vence quien luchó contra todo y contra todos. En 2018 Brasil seguirá el mismo camino”. Con esa última frase, esta estrella del ultraconservadurismo estaba hablando de las elecciones presidenciales que se celebrarán en 2018. Y repetía lo que muchos han dicho de él: que es el Donald Trump brasileño. Ellos lo hacían de forma negativa; él, aquella noche, de forma positiva.
Bolsonaro, el diputado más votado de las anteriores elecciones, es un fenómeno que pocos en Brasilia se veían venir. Es un éxito en las redes sociales, cuya gestión ha encomendado a uno de sus hijos. Tiene tres, todos metidos en política: él los llama de forma militar, Zero 1, Zero 2 y Zero 3. Allí ensalza la dictadura militar brasileña. Su despacho tiene fotos de los generales de esas décadas negras. Lo sorprendente es que estos mensajes se comparten cada vez más, principalmente por hombres de entre 16 y 34 años. No son clase media. Tampoco son élites. Son neófitos frustrados.
Este éxito viene a pesar del historial de Bolsonaro. Su carrera militar acabó cuando, en 1987, le pillaron planeando poner bombas en los baños de su academia militar. Tenía 32 años. Se pasó a la política: hoy suma siete legislaturas en cinco partidos distintos. Tiene pendiente un juicio por haberle dicho a una diputada en televisión: “A ti no te violaría porque no te lo mereces”.
Su agrupación actual, los evangélicos del Partido Social Cristiano, incentiva sus posiciones extremistas. Le han prometido que si llega a 2018 con más de un 10% de intención de voto en las encuestas, será proclamado candidato. En la última encuesta de la empresa Datafolha, correspondiente al pasado julio, tenía un 3%. Estaba en cuarto lugar.
Con información de El País