La Oficina Nacional de Estadística de China registró un descenso de 850.000 personas en 2022, la primera reducción en la población en 61 años.
El Político
La política de hijo único aplicada durante décadas es una de las razones que explican la baja tasa de natalidad, pero no la única.
Un dato a considerar es que muchos observadores están escépticos frente a los datos chinos.
¿Por qué es importante?
Un articulista de The New York Times explica que en todo caso queda claro que la población de China está o pronto estará en su punto máximo; "lo más probable es que la población lleve varios años en picada".
También plantea el siguiente interrogante: ¿por qué el descenso de la población no es una buena noticia, un indicio de que en China y en el mundo en general habrá menos personas exigiendo los recursos de un planeta finito?
La respuesta es que el declive de la población crea dos grandes problemas para la gestión económica. Estos problemas no son irresolubles, pues hay claridad intelectual y voluntad política. Pero ¿China estará a la altura del desafío? Eso no está nada claro.
El rotativo estadounidense agrega que el primer problema es que una población que disminuye también es una población que envejece y en todas las sociedades dependemos de los jóvenes para mantener a las personas mayores.
Seguridad social
En Estados Unidos, los tres grandes programas sociales son la seguridad social, Medicare y Medicaid; los dos primeros están dirigidos explícitamente a las personas de la tercera edad e incluso el tercero gasta la mayoría de su dinero en los estadounidenses mayores y las personas con discapacidad.
En cada uno de los casos, el financiamiento de estos programas a final de cuentas depende de los impuestos que pagan los adultos en edad de trabajar y la preocupación por el futuro fiscal a largo plazo de Estados Unidos se debe en su mayor parte al aumento en la tasa de dependencia de la tercera edad, es decir al aumento de la proporción de adultos mayores con respecto a los que están en edad de trabajar.
En cambio, en China la red de seguridad social está relativamente poco desarrollada en comparación con la de Estados Unidos, pero aun así los chinos de la tercera edad dependen de la ayuda del gobierno, en especial de la pensión estatal.
Además, en China, la tasa de dependencia de la tercera edad se está disparando. Esto significa que China tendrá que depositar mucha carga económica en sus mayores, aumentarles los impuestos de manera dramática a los ciudadanos más jóvenes o ambas cosas.
En contexto
China, el país más poblado del mundo, terminó el 2022 con menos habitantes que el año anterior por primera vez en seis décadas, según el registro de la Oficina Nacional de Estadística del país (ONE).
Es un giro inusual que se prevé pueda dar inicio a un largo periodo de declive, con profundas implicaciones económicas y sociales para un país acostumbrado a depender de su amplia mano de obra.
La ONE registró un aumento de las muertes, de 10,14 millones a 10,41 millones, aunque no incluye las miles de muertes de finales del 2022 tras el levantamiento de la política ‘Cero Covid’ –unos 60.000 fallecidos– ya que las cifras se recogieron hasta el 1 de noviembre.
Las cifras de la ONE determinan que la población de China en 2022 fue de 1.411,75 millones de habitantes, 850.000 menos que en el año anterior.
La última vez que los habitantes del país descendieron fue en 1961, cuando Mao Zedong impulsó una política de industrialización conocida como el "Gran Salto Adelante" que provocó intensas hambrunas.
El tema del empleo
El otro problema es más sutil, pero también es grave. Para mantener el empleo pleno, una sociedad debe tener un gasto total que sirva para mantener la capacidad productiva de la economía. Podría pensarse que la disminución de la población, lo cual reduce la capacidad, facilitaría esta tarea.
Sin embargo, la caída de la población —en especial de la población en edad de trabajar— tiende a reducir algunos tipos importantes de gasto, en particular el gasto en inversión.
Después de todo, si disminuye la cantidad de trabajadores, hay menos necesidad de construir fábricas, edificios de oficinas, etcétera; si el número de familias disminuye, no hay mucha necesidad de construir viviendas.
El resultado es que una sociedad en la que hay un declive en la población en edad de trabajar —y en la que todo lo demás se mantiene igual— tiende a experimentar una debilidad económica persistente. Japón es un buen ejemplo.
Su población en edad de trabajar alcanzó su punto máximo a mediados de la década de 1990 y, desde entonces, el país ha tenido dificultades con la deflación, a pesar de haber vivido décadas con tasas de interés extremadamente bajas.
Hace no tanto tiempo, otros países ricos con demografías que empezaron a parecerse a la de Japón comenzaron a enfrentar problemas similares, aunque estos problemas han quedado al margen a causa del estallido de la inflación que ocasionaron las respuestas políticas contra el COVID-19.
Otro dato importante es que desde hace mucho tiempo, China ha tenido una economía muy desequilibrada.
Los formuladores de políticas han sido reacios a permitir que todos los beneficios del crecimiento económico pasado lleguen a los hogares, lo cual ha provocado una demanda de consumo relativamente baja.
En conclusión
En definitiva, China está pagando las rigideces de las políticas demográficas de hace más de 40 años.
De acuerdo con el gobierno, ellas evitaron el nacimiento de 400 millones de chinos. Pero el asunto se ha transformado en una pesadilla para quienes miran hacia el futuro.
Hay quienes piensan que una de las bases de la política Cero Covid tiene un asidero determinante en este problema demográfico, ya que una contaminación en masa solo le agregaría dramatismo a este colosal problema.
Por otra parte, los analistas sostienen que invertir en el futuro suele ser bueno, pero cuando una inversión muy alta choca con una población en declive, es inevitable que una gran parte de esa inversión produzca rendimientos decrecientes.
De hecho, en este momento la economía de China parece depender de un sector inmobiliario increíblemente inflado, lo cual sin duda luce como una crisis financiera en ciernes.
No obstante, "sería ingenuo suponer que China no puede hacerles frente a sus problemas demográficos. Después de todo, si consideramos el largo plazo, China ha sido una historia de éxito increíble, pues se transformó de una nación pobre y en desarrollo a una superpotencia económica en tan solo unas décadas", según NYT.
Por último, NYT señala que China es una superpotencia con un líder autoritario que parece errático.