El gobierno interino de Michel Temer no logra remontar una imagen deprimente: 87% de los brasileños juzga la gestión del presidente provisorio como pésima o regular. Apenas 13% revela conformidad. Los datos surgieron de una encuesta de la consultora Ibope y la Confederación Nacional de la Industria. Y una de cada cuatro personas consultadas indicó que el actual gobierno es peor que el encabezado por la presidenta Dilma Rousseff, apartada temporariamente del cargo para defenderse de un impeachment parlamentario.
Semejante negatividad explican los esfuerzos de Temer por tornarse "menos impopular". Así, a pesar de haberse comprometido a un enorme ajuste fiscal, el presidente en ejercicio no hizo más que aumentar los gastos. Elevó los salarios del sistema judicial y de la administración pública, en todos sus niveles; y en lo social decidió aumentar por encima de la inflación el estipendio del "Bolsa Familia", un subsidio para los sectores más pobres de la población. Sin ocultar un profundo enojo, el senador Ricardo Ferraco, del Partido Socialdemócrata de Brasil (PSDB), afirmó: "Sacamos a una presidenta (Rousseff) por el delito de responsabilidad y estamos yendo por el mismo camino". En una larga entrevista concedida al diario económico Valor , el parlamentario sostuvo: "Parece que (el actual gobierno) todavía no se dio cuenta. La situación es de colapso, pero estamos jugando a la rayuela en la base del volcán. Es la marcha de la locura", expresó, en una paráfrasis del libro de la norteamericana Barbara Tuchman.
Ferraco no es cualquier legislador. Es uno de los líderes del PSDB, junto con sus colegas José Serra y Aloisio Nunes Ferreira (titular del nuevo bloque oficialista en la Cámara Alta). Y además, según se afirma, es el político que mantiene los más sólidos lazos con el mercado financiero. Es decir, su voz representa a este sector del poder económico. Como titular de la Comisión de Asuntos Económicos del Congreso, se resiste a aceptar que la estrategia de Michel Temer y su ministro de Hacienda Henrique Meirelles, de gastar mucho más que lo prometido, responda exclusivamente a una necesidad de convertir la interinidad en una permanencia en el Palacio del Planato (la casa de gobierno en Brasilia). En verdad quien mejor definió, el día del impeachment en el Senado, el papel que debía cumplir el presidente transitorio fue el senador socialdemócrata Aécio Neves. Aquel día le dijo a esta corresponsal: "Temer no debe fijarse en su popularidad. Debe hacer la tarea dura del ajuste para dejar un país ordenado en 2018″. Ese año serán las elecciones presidenciales y si por acaso el poder retornara a las manos de la socialdemocracia (el PSDB), el futuro gobierno estará exento de hacer la "tarea sucia" para la que fue consagrado el interino y que, según afirman, justifica el desplazamiento de Rousseff.
Ferraco se alarmó: "No se entiende lo que hacen. Los ingresos caen y los gastos crecen a una velocidad mucho mayor. ¿Qué vendrá adelante? No lo sé". En relación a los reajustes salariales concedidos a la justicia el senador comentó: "Es una de las más caras del mundo: cuesta 1,2% del PBI; en Estados Unidos representa apenas 0,3%. Pero el jefe de Estado provisorio enfrenta un nuevo desafío. Después de haber enviado a Río de Janeiro una ayuda de 900 millones de dólares, para que no se paren las Olimpíadas, varios estados provinciales del norte y nordeste del país demandaron un trato similar. En total son 14 gobernadores que quieren un aporte del gobierno federal de 2.500 millones de dólares. A diferencia del gobernador fluminense Francisco Dornelles, que alegó "calamidad pública" para hacerse acreedor de ese crédito, los del Nordeste dicen que ellos son los más afectados por la crisis económica.
Con Información de: El Clarín