“Curiosamente, los sabios aprenden mucho de los tontos; sin embargo, los tontos, ni reconocen a un sabio, ni desean ser instruidos o educados por maestros con sabiduría…” Catón el Viejo
Alfonso M. Becker/El Político
Shakespeare inventó el Brexit… De eso no me cabe la menor duda, pero el sentimiento trágico de la vida no puede extraerse de ningún acta parlamentaria para dar lustre a lo que no existe.
Quizás lo más curioso de la élite británica sea que no se les escapa un detalle cuando barajan pensamientos maquiavélicos para la gobernanza pues dieron forma a un país que permanece impasible ante cualquier norma o procedimiento alguno que vaya en contra de la ley fundamental del Reino Unido.
Ni siquiera el Brexit debería perturbar a la Unión Europea, mucho menos cuando a los ingleses les importa un carajo todo lo que no es genuinamente británico, pero sobre todo, la humanidad entera debería saber que ni el Brexit, ni nada del espectáculo político a su alrededor, provoca molestias o sentimientos encontrados cuando un macarra genial como Boris Johnson hace trucos malabares.
Ningún británico altera la ceremonia del té para ver si se contempla como inconstitucional el Brexit o algo más serio como matar a la Reina… Incluso ante semejante magnicidio, un inglés permanecería indiferente e imperturbable; el británico medio le explicaría al lector que no es “inconstitucional” matar a la reina, ya que la ley del reino no reconoce esa palabra; ni siquiera la misma idea…
Me temo que podría parecer un insulto, pero no lo es: la esencia de la democracia británica es la más grande mentira que se ha promulgado nunca en la historia de la gobernanza y del género humano.
De hecho, el Reino Unido ni siquiera tiene Constitución escrita, y ello permite que centenares de sinvergüenzas por metro cuadrado, como Boris Johnson, pululen por los territorios parlamentarios enarbolando amenazas, textos poéticos antiquísimos sobre el derecho, leyes variopintas, sentencias judiciales, documentos escritos del Medioevo, tratados comerciales de ultramar, e incluso una baraja pornográfica de naipes con mujeres en cueros para hacer algún truco de magia ante las masas…
Por tanto, les quiero explicar el por qué escribo artículos, desde hace 3 años, sobre el Brexit, advirtiendo siempre que todo es un melodrama inventado por genios de la política británica para bien de una Europa podrida repleta de políticos transgénicos que tienden hacia el abismo, hacia el caos más perverso; y al extremo de conseguir la desaparición de Europa como potencia económica mundial.
Es cierto que el viejo Aristóteles acercó a los británicos (gente, por cierto, muy educada) a la Unión Europea para que sus élites dirimieran con su exquisita sabiduría el qué y el porqué de mezclarse con semejante basura posmoderna (los políticos europeos) y tan extremadamente frívola y corrupta. Bien es cierto que la riqueza del comercio de la Unión Europea brilla siempre desde lejos y eso -como el excremento- atrae a las moscas y a los moros, pero…
¿Es suficiente toda esa mierda europeísta para un espíritu puro británico que ha sido dueño de todos los mares y océanos del planeta, o sea, un ser superior por su exquisita educación y comprensión del mundo?
Y ahora, la pregunta geopolítica del millón: ¿Qué se creen estos majaderos de la política alemana coqueteando con el más peligroso presidente ruso de la historia? ¿Por qué el gran mago Boris Johnson hace chistes sobre su estima por Vladímir Putin habiendo envenenado a más de uno en territorio británico?
No es del todo suficiente lo que se explica… Para una respuesta coherente, el lector debe saber en primer lugar que, aunque el capitalismo surgió espontáneamente en la variopinta actividad humana, durante siglos, intercambiando bienes, o comprando y vendiendo cosas, se puede decir sin temor a errar, que el liberalismo económico y capitalista fue inventado por los ingleses…
Así que, en el arte gobernar, los británicos son maestros y los políticos de Bruselas no son más que aficionados de pacotilla que todavía no han derrumbado y pulverizado la Unión Europea porque Washington vigila a toda esta morralla…
El arte de gobernar requiere capacidades ilimitadas para la sátira política; y en este caso la inteligencia británica lo único que ha hecho es echar una mano, hacer un favor, a los idiotas de Bruselas con una genial payasada, que ya dura tres años, empleando la algoritmia cotidiana y quizás la impresentable grosería de utilizar el territorio europeo como una suerte de Shakespeare’s Globe para presumir de “sabios”…
Advertía el jurista romano Cicerón: “No creas que nada puede dejar de suceder, aunque no haya sucedido todavía”… Eso lo sabe Boris Johnson, y su juego consiste en algo tan sencillo como estar dentro o fuera de la Unión europea sin que nadie le toque las narices al establishment británico en lo que se refiere a la english foreign policy o al derecho exclusivo e innegociable de admitir migrantes económicos.
Los británicos piensan que Europa haría bien en reconocer que su élite es corrupta, inculta e ineficiente… Por tanto, ese establishment de opereta, debería ser humilde al aceptar las pretensiones británicas sin alardes espectaculares de “perdón” para el hijo pródigo…
Y sin mariconadas espectaculares de franceses trasnochados que no saben nada sobre el verdadero peligro ruso; o los discursos aberrantes de “humanoides germanos” sobre esa hora que dicen que ha llegado de separarse de los americanos y hacer política exterior propia…
Es hora de estudiar profundamente sobre lo que ocurre en este planeta; hora de cohesionar a una Europa que todavía está en manos de asquerosos antisemitas y despreciables antiamericanos.
El duro camino de los europeos en un mundo violento y de geopolítica cambiante, será más llevadero, fructífero y rico, con los británicos “dentro” aunque se vayan “fuera” para poner en práctica su gran aventura diseñada por el Royal Institute of International Affairs: El ya “famoso” Reino Unido Global con el que pretenden los ingleses trabajar por cuenta propia dejando un pie dentro de la Unión Europea.
Como dicen los ingleses, nadie debería olvidar que la OTAN sigue siendo la NATO… y eso refuerza, aún más, el espíritu democrático y libre de los que piensan como Boris Johnson, un angloamericano que repite las malsonantes palabras del presidente estadounidense, Richard Milhous Nixon: “the English and the Americans do not want to live with impossible fags that dare nothing …"
Habría que puntualizar que en la política americana del siglo pasado, no había negativas connotaciones de diversidad sexual en esa expresión, sino crítica soez al entender “mariconada” como adorno estrafalario e inútil en la retórica de un conflicto militar…
Traducir -además- ese “tono” requiere, sobre todo, conocimiento de la anglosfera y algo del lenguaje rudo del enfrentamiento armado: “con maricones insoportables no se puede afrontar una guerra; no queremos tener a esa gente a nuestro lado”…
Los formuladores de políticas de Bruselas, deberían apartar al impresentable payaso de Quai d’Orsay, el señorito Macron, a la señora Merkel de “Calcuta” , a todos los que se parezcan a Jean-Claude Juncker, y al peón de Alemania, el polaco Donald Tusk… Es una situación delicada la que se vive, para que individuos tan poco formados protagonicen la gran amalgama de la división mundial del trabajo espectacular…
Deberían pensar seriamente que lo “strategic, operational and tactical” ya forma parte indiscutible e inseparable de Chatham House y de un Boris Johnson que se ha prestado al “epílogo” de un Brexit que nunca, desde el primer día, ha dejado de ser una comedia con final feliz para todos.
Algunos ya han comprendido el gran fenómeno de la banalización en la política europea desplegado por Federica Mogherini para apoyar con desprecio a la sanguinaria dictadura cubana o al terrorismo persa con sus estrafalarias declaraciones, dada su especialización en vivencias aparentes y ocurrentes…
Señalando a Israel como la causa de todos los males en Oriente Medio… Todo un papel estelar de esta “alta representante de la Unión Europea” que aglutina la estupidez de su apariencia sin grandes profundidades porque dan dolor de cabeza…
Pero curiosamente las masas señalan a Donald Trump como el “ogro”… El establishment europeo vive cómodamente montado en su dinamismo capitalista y ha caído muy por debajo del umbral de la más mínima vida intelectual.
Se creen superiores al presidente estadounidense: un artículo estandarizado y uniforme, de lujo, elaborado por auténticos genios de la gobernanza en Capitol Hill; un producto que todavía no está terminado y la prueba evidente es su multiplicación instantánea por todos los rincones del globo: el Trump italiano, el Trump brasileño, el Trump argentino, el Trump británico…
Esto es la Unión Europea, señoras y caballeros, y los ingleses se han dado cuenta… La mentira europea para el consumo de masas incluso arrastra a la prensa. Las formas inéditas de la ilusión política ya son inimaginables e irreconocibles cuando se producen a gran escala como es el caso del Brexit.
Muy pronto veremos los derroteros de la ausencia de libertad y los ataques a la libre expresión de las ideas en esta maldita Europa.
Sembrar el caos político y parlamentario ya no asusta a nadie. Desde el siglo XVII, la élite inglesa sobrepasa los límites habituales de la verosimiltud cuando despliega una mentira política. No se cansan nunca…
No olviden los lectores que los españoles incluso metieron un Guardia Civil disparando su ametralladora al techo del Parlamento mientras los políticos se escondían como gallinas debajo de las banquetas del Congreso de los Diputados. Las mentiras más miserables suelen durar solo unos días como en Madrid…
Los británicos, sin embargo, quieren el récord; llevan tres años mintiendo y hay apuestas en Londres de que Boris Johnson podría seguir embaucando al rebaño mundial con 10 años más de Brexit…
Para la chusma, para los periodistas incultos, para los grandes manipuladores mediáticos, el Brexit siempre será recordado como una gran amenaza al modus vivendi, sin embargo para los expertos de Beltway no es otra cosa que una political tool de los británicos para ser protagonistas de su propio futuro; el modus operandi de asustar con el hombre lobo a los ciudadanos con derecho a voto…
Alienar a las masas europeas en favor de un objeto fabricado para despachar incertidumbre por todos los rincones. El miedo repartido generosamente por la clase dominante a todos los desheredados de la tierra europea.
Un vodevil deslumbrante, un espectáculo, una escena cumbre para un final anunciado, el tono burlesco para los aldeanos de la globalización; jocosa integración europea para que los italianos, polacos, griegos y rumanos queden advertidos:
“Si abandonas la Unión Europea, te multamos, te arruinamos, te dejamos en pelotas y te pudrirás en un rincón, piojoso del demonio”… Dicho esto de forma delicada…
El epílogo ha de ser festivo, alegría de volver al redil, para evitar el desplome definitivo de la Unión Europea.
Así, el europeo, cuanto más contempla el espectáculo político, menos comprende lo que está pasando; cuanto más fija la mirada, menos ve…
Incluso no entiende ni su propia existencia.