La falta de alimentos gobierna los cuarteles y desata la huida de las tropas profesionales y conscriptas que integran la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. Las bajas militares se cuentan por miles y los oficiales recurren a actividades por cuenta propia para enfrentar la crisis que permea la institución.
Julio Materano/ Crónica Uno
e su oficio militar, Alexis Gutiérrez, un oficial con 22 años de servicio en la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) dice que se lleva más afanes que sueños alcanzados. Con tres hijos anémicos y una mujer en Guanarito, estado Portuguesa, reclama una vida holgada, lejos de los aprietos económicos que, según comenta, someten a los funcionarios de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB). Los oficiales enfrentan una rutina desdichada, vergonzosa, cuya mayor satisfacción es, en ocasiones, comer un plato insípido de pasta con tajadas de plátano rancio. Un aliciente que, en su caso, le deja el sinsabor de la pobreza y lo obliga a pedir la baja.
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— El Político (@elpoliticonews) April 10, 2018
El hambre, que desprofesionaliza a la FANB, se interna en los cuarteles y desata la huida de militares. “En este país nadie está bien a excepción de la cúpula chavista. Quien piense que estamos mejor por ser militares está equivocado. No tenemos qué comer. Y todos pagamos por el error de un sistema que no ha sabido reconocer a quienes disienten, a quienes piensan diferente y eso es discriminatorio”, sostiene el sargento.
Quienes hacen el trámite de la baja son, en su mayoría, sargentos y oficiales de menor grado que huyen de la peor crisis que asedia a la institución. El hecho de que 10 de los últimos 11 ministros de Alimentación provengan de la FANB no garantiza que los oficiales tengan comida suficiente en los cuarteles. En un país con una de las mayores reservas de petróleo y oro en el mundo, ¿por qué hay hambre en la FANB? Porque en la calle hay hiperinflación, porque faltan alimentos, porque la gente hace colas para comprar productos regulados, porque no hay efectivo.
Colgar el uniforme
Gutiérrez no es el único en formalizar su retiro. Las solicitudes de bajas se cuentan por cientos, de acuerdo con fuentes vinculadas al Ministerio de la Defensa, el ente responsable de aprobarlas. Solo en la sede de Seguros Horizonte en Los Próceres —la empresa encargada de honrar la seguridad social de la Fuerza Armada— se formalizan por lo menos cuatro trámites de ese tipo por día; una cifra conservadora que sitúa en 20 las peticiones de retiro por semana y que ubica en 80 las gestiones por mes en ese lugar, asegura una fuente directa de esa institución.
De mantenerse ese ritmo, a finales de año se habrían concretado 960 descensos en Caracas, un dato grueso que no incluye los retiros gestionados en los otros 33 despachos que tiene la aseguradora en todo el territorio.
En enero de este año, el caudal de solicitudes era tal, que algunos militares dormían en los predios de la sede de Seguros Horizonte en la Torre La Primera, en Chacao, para ser los primeros en la fila y solicitar la solvencia de la financiadora de Primas Horizonte.
Aquel hecho, que insinuaba el desespero de las tropas, no solo hizo estallar en escándalo a los usuarios de las redes sociales, sino que trascendió súbitamente al Ministerio de la Defensa, que contuvo la burla y las críticas con una orden ejecutada a contrarreloj que pretendía ocultar lo ineludible: el hambre.