Quien pega primero pega dos veces", dice el adagio y, al parecer, así lo sintió el gremio taxista que se sigue defendiendo de Uber, que para muchos es su actual contrincante.
Uber fue fundada el 5 de julio de 2010 en San Francisco (EEUU) y, según The Wall Street Journal, su modelo hace parte de la "Economía Colaborativa", donde personas independientes ofrecen sus servicios para que otros ciudadanos puedan usarlos y de esta manera hacer más eficiente la infraestructura ya disponible en las ciudades.
En Colombia, esta aplicación llegó en 2013. Actualmente supera los 200.000 usuarios, cifra que puso a gritar al gremio taxista.
El pasado martes, 28 de junio, en varias capitales miles de conductores alzaron su voz de protesta solicitando que la aplicación deje de brindar el servicio de transporte público. En Barranquilla se calculan que alrededor de 4.500 se tomaron las calles. Para Álvaro Forero, presidente de la agremiación de empresarios de taxis, Conaltaxi, estas protestas dejaron muy mal parado al gremio ante sus usuarios. "En el paro no se respetó el derecho de otros transportadores, se bloqueó el Transmetro y se agredió a los colegas que no estaban marchando. Dimos una imagen agresiva y la lucha no es contra ellos, es contra la ilegalidad", manifiesta.
Hay quienes aseguran que el gremio de taxis ha venido presionando para que nuevos prestadores no entren al mercado de transporte y les resten terreno.
Con la llegada de nuevas tecnologías, ha crecido la competencia y los taxistas han planteado que es difícil que una nueva empresa entre al mercado si esta tiene unos precios por encima de los establecidos. De lado se ha dejado la visión sobre los bienes y servicios tradicionales.
Hoy la discusión es con Uber, pero existen otras plataformas como Easy Taxi que al igual entraron al mercado colombiano con estrategias diferentes: le apostaron al buen servicio y la calidad, con precios altos que no impidieron que los usuarios los prefirieran. El taxista promedio colombiano perdió competitividad porque estaba acostumbrado, como lo señalan varios clientes, a un "servicio mediocre" y los usuarios constantes estuvieron dispuestos a pagar un mayor costo por un servicio de mejor calidad. Esto evidencia que el mercado tradicional de taxis cambió.
"En la Región muchos conductores trabajan en chancletas, camisillas, tienen descuidados los carros y no han entendido que la razón de ser son los usuarios de este servicio. Sin los usuarios el ne gocio de los taxis no existiría", anota Hugo Ospina, presidente de la Asociación de Propietarios y Conductores de Taxi, Asoprotax.
EL negocio de un taxi
Durante mucho tiempo tener un taxi ha sido un buen negocio. Para Miguel Acevedo Taborda, conductor desde hace cuatro años, el ‘amarillo’ le ha permitido tener una familia.
La rutina de Acevedo inicia desde las 5:30 de la mañana. A través de un contrato con el dueño del vehículo: tiene el taxi todo el día y paga diariamente por la tarifa $60.000. A diferencia de conductores que pagan $45 mil por turnos de 10 horas, este conductor paga este monto por tener el carro a "agua y luz", como se le dicen en el argot del gremio, es decir ser el único conductor del vehículo. (Ver Gastos diarios).
"En promedio puedo ganarme unos $70 mil y los fines de semana entre $120 mil y $150 mil. Todo depende de mi propio esfuerzo y convencerme que la razón de ser del servicio son mis usuarios", explica Acevedo.
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Estrategias con clientes
Según Iván Andrés Fonseca, otro conductor, existe una nueva generación de taxista que se preocupan por el servicio. "Me despierto muy temprano, la tarifa y los gastos los logro cubrir durante las primeras horas. Tengo clientes fijos gracias a que ellos confían en mi trabajo y en el buen trato que les brindo", agrega.
Referente al transporte colectivo ilegal que prestan algunos colegas, ambos se refirieron a que son más los costos que se generan que los posibles ingresos.
"Quien presta el servicio de taxi-colectivo ve un flujo de dinero rápido. Sin embargo, no tienen en cuenta el desgaste que se genera en el vehículo a largo plazo: las puertas se dañan más rápido y la constante arrancada gasta más gasolina frente a un recorrido largo", explica Fonseca.
"Anteriormente era un lujo ser taxista, un 90% del gremio era propietario y conductor del taxi. Se sentía la profesión. Ahora el 90% de los conductores no son propietarios, maltratan al carro y solo se enfocan en cumplir con la tarifa", concluye Acevedo.
A esto se suma la sobreoferta que existe en ciudades como Barranquilla. Cuando debería haber 5.500 vehículos prestando este servicio, el último censo arrojó casi 13.000.
"No podemos generalizar el mal servicio del taxista", Miguel Acevedo.
Competencia abierta
"Por no estar vinculado a una empresa de transporte, esta prestación que se da a través de la plataforma es ilegal", así lo explica Jorge Guerrero, presidente de Sinchotaxi.
De acuerdo con el Ministerio de Transporte, ni los autos particulares ni los de transporte especial están autorizados para movilizar pasajeros particulares.
"Teniendo en cuenta la ilegalidad del servicio, dado el caso que se presente un accidente, la póliza del seguro no responde ante los daños. Si el pasajero sufre algún tipo de fracturas debe ser responsable de sus gastos. En un taxi el seguro contractual cubre estos casos", expresa Guerrero.
El presidente del sindicato agrega que como gremio no están en desacuerdo con la incorporación de la tecnología siempre y cuando se haga de una manera que no afecte los procesos legales.
Un usuario de Uber paga su servicio mediante la aplicación, la cual se carga a su tarjeta de crédito. Tenga en cuenta que este saldo se pagará en dólares y estará diferido a 24 meses. Debe tener presente la tasa de cambio del día que va a pagar la cuenta y los intereses que le cobran con su tarjeta de crédito.
La compañía americana defiende su estatus de empresa de tecnología y hace énfasis en que no es una compañía de transporte. La competencia sigue abierta.
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Con Información de: El Heraldo