La economía británica superó mejor de lo previsto la victoria del Brexit en el referéndum de junio, pero los primeros golpes serios podrían llegar con el inicio de las negociaciones de divorcio con la Unión Europea (UE).
Redacción El Político
La mayoría de los economistas multiplicaron las advertencias antes del referéndum del 23 de junio de 2016: si los británicos elegían abandonar el navío europeo, las tempestades se abatirían sobre ellos, reseña AFP.
Pero la transición gubernamental rápida, con la llegada al mando de Theresa May en sustitución de David Cameron, combinada con la inyección de liquidez del Banco de Inglaterra y la confianza de los consumidores, permitió a la economía surcar plácidamente los primeros meses.
Theresa May firmó la carta oficial que iniciará el Brexit
El crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) se mantuvo sólido: 1,8% en 2016, y una previsión oficial de 2,0% en 2017.
La única pega es que, en realidad, no ha ocurrido nada. El Reino Unido sigue siendo hoy tan miembro de la UE como lo era el día anterior al referéndum, al menos hasta que May invoque el miércoles el Artículo 50 del Tratado europeo de Lisboa, cláusula de salida de la UE, y se abran dos años de negociaciones de divorcio.
"Tengo la impresión de que acabamos de llegar a la cumbre de la montaña rusa del Artículo 50″, advirtió Paul Drechsler, presidente de la principal organización patronal británica, la CBI, que espera "en cualquier momento" sufrir "las curvas y baches de las negociaciones".
Consejo Europeo se prepara para el “Brexit”
Dreschler advierte que lo peor sería que Bruselas y Londres sellen su divorcio sin un acuerdo comercial que amortigüe el impacto de la salida del mercado único.
May ha repetido que prefiere salir de la UE sin acuerdo -en cuyo caso el comercio con la UE se regularía por las reglas de la Organización Mundial de Comercio-, que con un mal acuerdo. Pero Nina Skero, economista del Centro de Investigaciones Económicas y Empresariales (Centre for Economics and Business Research), sospecha que es un farol para fortalecer la postura de Londres en la mesa de negociaciones.
"Lo más probable es que se llegue a un acuerdo en dos años, pero si no lo hubiera, la incertidumbre se prolongaría y frenaría la actividad económica", advirtió, teniendo en cuenta que la mitad de las transacciones comerciales británicas son con el resto de la UE.
Los momentos más relevantes del Reino Unido tras el Brexit
Los servicios financieros y los fabricantes de automóviles son los dos sectores estratégicos que más temen el fracaso de las negociaciones.
La aplicación de las reglas de la OMC supondría la puesta en práctica de unos aranceles del 10% a los autos británicos que entrasen en la UE, y la ‘City’ se quedaría sin su pasaporte europeo para vender productos financieros en el resto de Europa.