Los economistas sueñan con el momento en que llegue una rápida caída de precios al 2%, sin recesión ni catástrofe laboral. ¿Será posible?
El Político
La inflación mantiene en jaque a la economía planetaria. Por todos lados surgen teorías sobre el fin de los tiempos como los conocemos en materia económica.
Para algunos economistas, estamos a las puertas de una desinflación. Se trata de una desaceleración en la carrera de precios, que posiblemente se de de forma más rápida a lo esperado.
La desinflación inmaculada es el término que llegó después que se popularizara el aterrizaje suave. Se trata de un escenario en el que los bancos centrales han conseguido doblegar —en poco tiempo— la elevada inflación, sin imprimirle un fuerte golpe a las economías.
La desaceleración ha estado ocurriendo desde hace algún tiempo. En Europa, el índice de precios alcanzó su punto máximo en octubre, al ubicarse en 10,6%. Luego comenzó su descenso.
La teoría de la desinflación inmaculada: rápida caída de precios al 2% sin recesión ni catástrofe laboral https://t.co/kkNsTv1a1C
— elEconomista.es (@elEconomistaes) January 26, 2023
Un freno a la inflación con varias explicaciones
En Estados Unidos, el punto de inflexión ya había llegado en verano. Pues en junio, la subida fue del 9,1%, tras la que llegaron seis meses consecutivos de descenso.
Este fenómeno de freno en la inflación se explica por varios factores. El más visible de todos es el apretón de las políticas monetarias ultra expansivas de la última década. Caracterizadas por subidas de tipos de interés y retirada de medidas de compra de valores públicos y privados.
También el enfriamiento global del mercado energético parece igualmente importante. En comparación con los picos del verano pasado, los precios internacionales del petróleo han caído alrededor de un 30%. Y los del gas natural para Europa hasta un 80%.
Los numerosos cuellos de botella a lo largo de las cadenas de suministro globales, que habían sido una de las grandes sorpresas negativas de la recuperación posterior a la pandemia, también parecen haberse resuelto.
El costo de los contenedores para el transporte de mercancías con grandes barcos ha bajado un 80%, con respecto a los precios estelares de hace año y medio.
"El caso base del mercado de bonos no es una recesión, es una “desinflación inmaculada”" – https://t.co/y2jQPlANci
— Crypto Advisor (@pymcom) January 24, 2023
Hay que prepararse para escenarios difíciles
Analistas del banco de inversión de Nueva York, están asesorando a clientes sobre cómo moverse frente a una desinflación estadounidense. Considerada similar a la de principios de la década de 1980, cuando el gobernador Pablo Volcker subió las tasas de interés al 20% y en un año logró bajar la inflación del 14% al 3,5%.
Aunque hace ya meses que se mencionaba en algunos análisis, la expresión desinflación inmaculada , en realidad ha tomado vuelo a raíz de las últimas proyecciones macro trimestrales de los miembros del Comité Federal de Mercado Abierto – FOMC, del Sistema de la Reserva Federal – Fed.
Fue en la reunión de diciembre cuando los funcionarios del banco central actualizaron sus previsiones trimestrales, recogiendo en ellas que para 2024 la inflación, es decir el PCE subyacente, una especie de deflactor del PIB que excluye energía y alimentos frescos, habría bajado al entorno del 2% y para 2025 se "clavaría" en el objetivo fijado del 2%.
No obstante, este rápido descenso de la inflación venía acompañado con unas previsiones de PIB y de desempleo, poco compatibles con el deterioro económico. Es decir, las subidas de tipos necesarios para aplacar rápidamente una inflación que —hace pocos meses— escaló por encima del 9% tocando máximos de 40 años.
En la mediana de las proyecciones, el presidente del Fed, Jerome Powell, y los otros funcionarios del Fed, contemplaban un avance del PIB real del 1,6% en 2024 y del 1,8% en 2025, tras un repunte del 0,5% en 2023.
Igualmente, contemplaban una tasa de desempleo que pasaría del 3,5% actual a un 4,6% en 2023 y 2024 y al 4,5% en 2025. Un incremento del desempleo bastante suave para las expectativas de recesión. La desinflación tendría que llegar casi sola, de forma perfecta, inmaculada.
Y es que hay razones para ser optimista. Los cambios estructurales en los mercados laborales han mejorado las perspectivas de desinflación. La inflación está mucho menos enquistada que en la década de 1970. Porque la dinámica de salarios y precios se ha relajado.