La crisis generada por los problemas jurídicos del presidente brasileño, Michel Temer, pareció reflejarse hoy en su base parlamentaria, que en parte se unió a la oposición y pidió rechazar una polémica reforma impulsada por el Gobierno.
Las grietas abiertas en el oficialismo por la investigación que la Corte Suprema inició contra el gobernante por supuesta corrupción fueron hoy palpables, cuando la mayoría oficialista en una comisión del Senado se deshizo y la oposición se impuso en una votación sobre un proyecto de reforma laboral que el Gobierno considera clave.
La votación se realizó un día después de que la Policía Federal entregó al Supremo un primer informe parcial sobre la investigación contra Temer, en el que sostuvo que existen serios indicios de que el mandatario incurrió al menos en el delito de corrupción pasiva.
Según el Gobierno, estabilizar la maltrecha economía del país es fundamental para estancar la crisis política y hasta pudiera ayudar a Temer en sus enredos jurídicos, pues si llega a haber una denuncia formal en su contra su aceptación dependerá del aval de una mayoría de dos tercios de los miembros de la Cámara de Diputados.
El carácter netamente político de esa decisión hace que la unidad de la base parlamentaria oficialista sea una de las claves del futuro de Temer, quien sería separado del poder durante 180 días si la Cámara Baja considerase procedente una eventual denuncia.
EFE