La Casa Blanca ha confirmado oficialmente que el COVID-19 se originó a partir de una fuga de laboratorio en China, un tema que ha generado controversia desde el inicio de la pandemia.
Durante una rueda de prensa el 31 de enero, Karoline Leavitt, Secretaria de Prensa en el segundo mandato del presidente Trump, reafirmó esta postura y señaló que valida las afirmaciones hechas por Trump en su momento, las cuales fueron recibidas con escepticismo y acusaciones de teorías conspirativas.
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Este anuncio marca un giro importante en la narrativa oficial del gobierno estadounidense sobre los orígenes del virus. Aunque en el pasado la comunidad de inteligencia había considerado la posibilidad de una fuga de laboratorio como una hipótesis plausible, no había consenso ni pruebas concluyentes. Ahora, esta declaración parece respaldar definitivamente esa teoría.
Leavitt destacó que Trump había señalado esta posibilidad desde el principio y aseguró que su administración siempre mantuvo una postura coherente al respecto, incluso mientras las agencias de inteligencia seguían investigando.
Por su parte, China ha rechazado repetidamente esta teoría, calificándola como "extremadamente improbable" y acusando a Estados Unidos de politizar el tema.