La administración del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, emitió fuertes declaraciones contra el Gobierno de México el pasado sábado, acusándolo de mantener una "alianza intolerable" con los cárteles del narcotráfico.
Según la Casa Blanca, esta presunta relación pone en riesgo la seguridad nacional y la salud pública de Estados Unidos debido al flujo masivo de drogas como el fentanilo y la metanfetamina.
Desde la Administración Trump se afirmó que los cárteles mexicanos son líderes globales en el tráfico de drogas y que han encontrado en México un entorno favorable para operar. En un comunicado emitido, se señaló que el Gobierno mexicano habría proporcionado "refugios seguros" para la fabricación y transporte de estas sustancias ilícitas, las cuales han provocado miles de muertes por sobredosis en Estados Unidos.
Estas declaraciones acompañaron la imposición de aranceles del 25% a todas las exportaciones mexicanas hacia Estados Unidos, una medida que también afecta a Canadá (con excepciones para productos petroleros) y a China, que enfrenta un gravamen del 10%. La administración Trump justificó los aranceles como parte de su estrategia para presionar a estos países a colaborar más activamente contra el narcotráfico.
Respuesta del Gobierno mexicano
La presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, calificó las acusaciones como "calumnias" y rechazó cualquier insinuación de connivencia con el crimen organizado.
En respuesta a los aranceles, anunció medidas comerciales "arancelarias y no arancelarias" contra Estados Unidos, aunque no detalló cuáles serían estas acciones. Sheinbaum también destacó los esfuerzos de su administración en la lucha contra el narcotráfico, incluyendo decomisos significativos y miles de detenciones relacionadas con los cárteles.
Implicaciones para las relaciones bilaterales
Esta crisis marca un punto crítico en la relación entre dos socios clave en temas como comercio, migración y seguridad. La acusación formal sobre una supuesta alianza entre el Gobierno mexicano y los cárteles representa un cambio significativo en el tono diplomático habitual entre ambos países. Analistas consideran que estas tensiones podrían complicar aún más la cooperación bilateral en temas sensibles como el combate al tráfico de armas y drogas.
Por su parte, Trump ha mantenido una postura firme en su lucha contra el narcotráfico desde su regreso a la Casa Blanca. Además de México, también responsabilizó a China por facilitar el tráfico de precursores químicos utilizados para fabricar opioides sintéticos.
La situación sigue evolucionando, mientras ambos gobiernos enfrentan crecientes presiones internas y externas para resolver este conflicto sin afectar aún más sus relaciones comerciales ni su colaboración en seguridad regional.