Has leído bien. La persona que responde al nombre de Naresh Kumar y que reside en Muzzafarnagar, en el norte de la India, afirma que tiene un don único en el mundo: no solo es capaz de soportar de forma natural los altos voltajes de la electricidad, sino que presume de alimentarse de ella. Efectivamente, a sus 42 años, Kumar no come arroz, carne o pescado como el resto de los mortales, sino electricidad. Ahora valdría la pena calcular lo que se ahorra en su sustento.
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— El Político (@elpoliticonews) October 25, 2017
“Cada vez que tengo hambre y no hay comida en casa, toco cables pelados y en media hora estoy satisfecho. Yo me alimento de electricidad como si fuera comida “, asegura Naresh Kumar. Cuando recuerda cómo descubrió este superpoder comenta que fue por accidente: Mientras se encontraba en su trabajo, entró en contacto por error con un cable que no estaba aislado de la corriente eléctrica, pero, en vez de freírse como patata frita (que es lo que le hubiese ocurrido a casi todos los seres humanos del planeta), salió victorioso.
Otra persona habría rezado un padrenuestro al salir ileso de ese episodio. No obstante, Kumar, en lugar de bendecir su supuesta suerte, decidió seguir explorando. Continuó poniéndose a prueba tocando cada vez más cables hasta que se dio cuenta de que la electricidad no tenía efectos negativos en su cuerpo, sino a la inversa: esta se convirtió en la fuente de energía que dejaba a los víveres tradicionales relegados a un segundo plano o directamente a ninguno.
“Puedo tocar cualquier aparato eléctrico como un televisor, una lavadora o una nevera con mis manos y no me afecta. De hecho, incrementa mis niveles de energía. Creo que el 80 % de mi cuerpo está compuesto de electricidad ahora mismo”. La obsesión de Kumar con este fenómeno es tal que su casa está repleta de cables sin aislante, para recargar su batería cuando le apetezca o esté hambriento.
También hay que decir que ni su mujer ni sus hijos han nacido con la habilidad de este hombre-bombilla y no se sienten seguros en su propio hogar. “No hay interruptores, y mis hijos y yo tememos recibir una descarga eléctrica en cualquier momento”, comenta su esposa.
Con información de República.com