El Gobierno de Kenia anunció hoy que retrasará seis meses la fecha de cierre del campo de refugiados de Dadaab, el más grande del mundo, y que inicialmente estaba previsto para el final de este mes.
El cierre del campamento, que alberga a unos 300.000 refugiados de origen somalí, se ha pospuesto hasta mayo de 2017, anunció hoy el ministro de Interior keniano, Joseph Nkaissery, en rueda de prensa.
Tras anunciar el pasado mayo que cerraría un campamento que considera lugar de reclutamiento del grupo yihadista somalí Al Shabab, el Ejecutivo keniano ha aceptado una petición de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) para posponer la clausura.
El ministro explicó que ahora la comunidad internacional tendrá tiempo para asegurar el retorno de los refugiados a un lugar seguro.
"El programa de repatriación comenzará en diciembre debido a la delicada situación de seguridad en Somalia", dijo Nkaissery.
En el marco de ese plan, los refugiados de Dadaab que no sean de procedencia somalí serán trasladados a otros campamentos en suelo keniano en febrero de 2017.
El ministro aclaró que el cierre del campamento por razones económicas y de seguridad no implica que Kenia vaya a dejar de recibir refugiados.
El portavoz del Ministerio del Interior, Mwenda Njoka, ya anunció el pasado lunes que Kenia no podría cerrar Dadaab a finales de noviembre porque Somalia no estaba en condiciones de garantizar los servicios sociales básicos para el retorno de sus compatriotas.
Dadaab acogía a 326.000 refugiados a finales de mayo, 100.000 menos que cinco años antes, muchos de los cuales habrían vuelto a Somalia.
De acuerdo con los datos de ACNUR, solo en la última semana habrían vuelto al país vecino 34.900 refugiados, mientras que 276.269 permanecen en el recinto.
El cierre del campamento de Dadaab, en pie desde hace 25 años, ha suscitado muchas críticas debido a la dificultad y el peligro que supone repatriar a cientos de miles de personas a un país que todavía vive en guerra y bajo la amenaza constante de Al Shabab.
Además, organizaciones como Human Rights Watch y Amnistía Internacional han criticado que el programa de repatriación no cumpla con las normas internacionales, ya que los refugiados han denunciado intimidación por parte de las autoridades de Kenia.
Con información de EFE