Una sola condición les puso Marlon Marín a los agentes de la DEA con los que adelantó un proceso de negociación exprés para graduarse como testigo en Estados Unidos contra el exjefe de las Farc Jesús Santrich y, sobre todo, contra sus contactos narcos en México y en Venezuela: que su familia entrara al programa de protección de testigos de la justicia norteamericana.
El lunes, cuando ya estaba sellado el acuerdo con los agentes de la DEA, la esposa y las dos hijas de Marín –sobrino del jefe de las Farc Iván Márquez– fueron custodiadas por agentes del CTI de la Fiscalía en Bogotá, mientras se expedían los documentos para su salida del país con destino a EE. UU., donde ya se encuentran.
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Marín habló siete horas con los agentes norteamericanos y la información que ofreció logró una inédita decisión de la Corte de Nueva York: retirar la solicitud de extradición por cargos de narcotráfico y facilitar su traslado a ese país.Pero a lo largo de esa charla siempre sostuvo que temía por la vida de su familia. De hecho, afirmó que sus exsocios en lo que llamaban ‘la Familia’ le habían hecho llegar a su celda del búnker de la Fiscalía un mensaje para “que se quedara callado” y asumiera solo la responsabilidad por los hechos investigados. A cambio le darían dinero, garantizarían la seguridad de su familia y pagarían su defensa.
Arreaza afirma que EEUU no tiene moral para defender los DDHHhttps://t.co/i84uwDh0KA pic.twitter.com/GJ8N95L1rd
— El Político (@elpoliticonews) April 23, 2018
El Tiempo conoció que Marín, en su celda, aseguró que duró mucho tiempo sin trabajo y que fue su mamá, hermana de Iván Márquez, la que hace algunos años le pidió al exjefe guerrillero que lo enganchara. Desde entonces, dijo, se convirtió en ‘mandadero’ de Márquez y luego de Santrich, quien se encuentra en huelga de hambre en un pabellón de la cárcel Picota de Bogotá, en protesta por su captura por narcotráfico.
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Gracias a esa relación, dijo Marín, viajó a Venezuela y Cuba en varias ocasiones. Incluso, aseguró que estuvo en reuniones con uno de los hombres fuertes del régimen de Maduro: el hoy integrante de la Asamblea Constituyente Diosdado Cabello. También habló de varios militares del llamado ‘cartel de los soles’.
Es más, afirmó que en 2010, cuando Colombia denunció la existencia de campamentos de la guerrilla en el vecino país y entregó las coordenadas de uno de ellos, se realizó un operativo con la presencia de militares venezolanos para mover el campamento un par de kilómetros.
“A él se le advirtió que tenía que demostrar todo lo que estaba diciendo. Le quedó claro que si mentía podía agravar su situación. Él insistió que no era el jefe de la red y que había sido usado”, señaló una fuente que presenció sus confesiones.